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Illumi e Hisoka, han tenido un pasado un poco problemático pero han podido superar sus problemas. Una cosa llevo a la otra y tuvieron un pequeño hijo, ninguno lo dira en voz alta pero... Desde que se enteraron de que Hisoka llevaba e...
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La pequeña sala se llenó con la tensión del desafío. Netero, sostenía la pelota con destreza, sus ojos brillaban con la intensidad de un cazador consumado. Satoru, se movía con la astucia de su progenitor.
━━¡Aquí voy viejo! Prepárate.
━━veamos qué tienes, joven ━━dice mientras sonríe.
Lanzó un ataque rápido, moviéndose con gracia por la estrecha habitación. Sin embargo, Netero, con una agilidad impresionante, evitaba cada intento de arrebato de la pelota. El sonido de la pelota rebotando en las paredes llenaba la habitación, creando una sinfonía de habilidad y estrategia.
El pequeño Satoru persistía, ejecutando movimientos astutos y cambios de dirección repentinos. Netero, aunque más experimentado, no subestimaba a su oponente. La pelota se convertía en el centro de la danza, un objeto codiciado que representaba la entrada al mundo de los cazadores.
En un giro sorpresivo, Satoru logró acercarse lo suficiente para tocar la pelota, pero ajeno a su propio éxito. Un logro que no pasó desapercibido para Netero. Los ojos del maestro se estrecharon ligeramente, reconociendo la habilidad emergente del chiquillo.
El pobre Gon estaba un poco perdido al tener que seguir los movimientos tan rápidos de aquellos dos.
Killua, observador astuto, y Netero, maestro experimentado, intercambiaron una mirada cómplice al percatarse del toque fugaz. La sala del dirigible se llenó con la complicidad de aquellos que apreciaban la trascendencia del momento.
━━sin duda, tiene potencial ━━susurra Killua.
Satoru, sin darse cuenta de que había tocado la pelota, continuaba enfocado en el juego. La competencia llegaba a su punto culminante, pero la hora de dormir se avecinaba.
El reloj avanzaba inexorablemente, marcando los pocos minutos que quedaban para que Satoru intentara llevarse la pelota. A medida que pasaban los minutos, la energía de Satoru empezó a menguar. Cada intento, cada movimiento ágil, pesaba como mil demonios para sus agotados músculos.
━━¡Me rindo, ya no puedo más! ━━más que agotado se tira al suelo intentando recuperar un poco de aire. El juego, aunque fugaz, había sido una prueba de habilidad y resistencia.
Netero solo puede reír en respuesta, está más que satisfecho con el desempeño del niño a pesar de tener solo diez añitos.
Satoru, aún en el suelo, mira otra vez el reloj.
¿Ya es tan tarde?
Y sip, solo faltaban cinco minutos para las nueve.
Será mejor que me vaya.
Me despedí de los chicos y sali de la habitación, camine lentamente por el pasillo, vi una sombra al final, muy familiar por cierto.
━━pequeño travieso, deje claro la hora en la que tenías que estar aquí.