Moon Dong-eun soñaba con ser arquitecta pero tuvo que abandonar la escuela secundaria, víctima de una terrible violencia escolar, y planea vengarse tanto de los perpetradores como de los que presenciaron los hechos sin intervenir.
Como lo es el caso...
Aquella mujer revisaba los perfiles de Facebook de cada uno.
Son Myeong-oh.
Choi Hye-jeong.
Jeon Jae-jun.
Lee Sa-ra.
Park Yeo-jin.
Hwang Ye-ji.
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Todos parecían tener las vidas increíbles que siempre quisieron.
Ocultándose a sí mismos a través de las fotos que publicaban.
Fingiendo no tener tal pasado tan asqueroso.
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2022
Le estresó ver el nombre de Hye-jeong proyectarse en la pantalla cuando estaba a punto de abordar el avión, sin embargo, rodó los ojos y pegó el teléfono a su oreja a presionar el botón de "contestar".
—Ye-ji —la contraria lloraba con desconsuelo tras la linea.
—Qué mierda —murmuró mirando si había leído bien. Efectivamente era ella.
—Me pasó algo horrible —chilló y luego se escuchó como sorbia la nariz.
—¿Y que te pasó? —en su reloj de mano miró la hora, ya sus empleados se habían llevado el equipaje y el avión privado únicamente la esperaba a ella.
—Las chicas querían hacer una reunión y accidentalmente me puse el vestido de Sa-ra, se burlaron de mí y me siento muy mal —el llanto se intensificó haciendo que Ye-ji soltara un suspiro.
—Cariño, no te sientas mal por eso. Ve a la boutique y cómprate lo que quieras.
-—¡Ese es el problema! No tengo tanto dinero para eso, y la ropa que vendes es muy cara.
—Es que es ropa de alta costura... simplemente ve y llévate lo que quieras. Yo me encargo del resto.
—¿De verdad? —Ye-ji pudo asegurar que se estaba limpiando las lágrimas.
—Sí. Hye-jeong, me tengo que ir...
—¡Te lo agradezco, Ye-ji! No te molesto más, chao. ¡Te amo!
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Hye-jeong entró en aquella inmensa boutique, mirando todo con asombro, solo había entrado una vez ahí y eso porque ahorró para unos tacones.
Su trayecto hasta la boutique fue tristemente a pie, así que esa parte de su cuerpo la estaba matando como no se lo imaginan, pero no importaba. No importaba porque los hombres no dejaban de mirarla de pies a cabeza y darle cumplidos morbosos, haciéndola sentir orgullosa de portar el anterior vestido de Sa-ra con el pecho ahora deformado.
Una trabajadora se le acercó para ayudarle y Hye-jeong emocionada se probó casi toda la tienda. Gracias a ella los maniquís habían quedado desnudos y los percheros de hierro estaban medio vacíos, además de la estantería de zapatos que había quedado desocupado.
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Ye-ji se bajó del avión, tenía a sus dos empleados detrás suyo, se movían con pasos rápidos hacia la salida del aeropuerto pues lo que menos quería Ye-ji era cruzarse con la gente. Pero cuando puso un pie fuera, el flash de las cámaras la cegó haciéndole bajar la cabeza. Los llamados de los periodistas pidiendo que mirara y posara para las fotos le hizo apretar los ojos con fuerza y respirar hondo.
Dibujó una sonrisa en sus labios y levantó la cabeza mirando a todos lados, agitando ligeramente las manos como saludo.
—Ye-ji ¿puedes decirnos que se siente volver a Corea después de viajar por todo el mundo?
—Es emocionante —juntó sus manos con una sonrisa aún más radiante.
Iba a hablar más, pero el resto de empleados llegó con su equipaje, y el auto ya se había estacionado a unos pasos de allí, así que solo movió su mano como saludó y se subió en el vehículo.
