Capitulo 5

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—¿Dong-eun te pidió dinero? ¿Cuánto?

—No sé, me tiró una bolsa y me dijo que la llenara. ¡Mierda! ¡y es enorme!

—¿Por qué no contestas? —llegaron Ye-ji y Jae-jun, este rodeando su cintura con su brazo.

—¿Cuándo llamaste?

—A ti no.

—¿No fue a verlos a ustedes?

—¿De que hablas, bella? —Ye-ji la miró confundida.

—Moon Dong-eun fue hasta la iglesia y me pidió dinero —explicó brevemente.

—Ella no quiere dinero. Yo le ofrecí y lo rechazó.

—¿Por qué Myeong-oh no contesta?

—¿Lo despediste?

—No se habría enterado. Tampoco me contesta a mí.

—¿Ustedes recuerdan la época de la secundaria?

—¿Cómo está Ye-sol? —Jae-jun fue exitosamente ignorado.

—¿Qué le hicimos a Dong-eun? ¿fue malo? —pensaba Yeo-jin.

—¿A ustedes no les tiró una bolsa? —interfirió Sa-ra— maldición, habrá visto muchas películas. ¡La muy zorra quiere dólares!

—¿De verdad no lo recuerdas? —le cuestionó la Hwang a Yeo-jin.

—Ye-sol va a la primaria ¿no? —de nuevo fue ignorado.

Ye-ji suspiró y le tocó la pierna para llamarle la atención: —Mejor no hables.

—Si quiere que suframos lo mismo ¿Qué nos puede hacer?

Y es que Ye-ji estaba sorprendida con el hecho de que ninguno recordara todo lo que le hicieron sufrir a la, en ese entonces, pobre y débil Dong-eun.

La chica caminaba con prisa detrás de la asistente de Ye-ji, Hae-won, cuando llegaron a las afueras de la inmensa oficina de la creadora de EROS, la asistente recibió un mensaje

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La chica caminaba con prisa detrás de la asistente de Ye-ji, Hae-won, cuando llegaron a las afueras de la inmensa oficina de la creadora de EROS, la asistente recibió un mensaje.

—No, no, no —alterada abrió la puerta que dividía los pasillos de la oficina— ¡Ye-ji ya viene, y está enojada!

Todo el mundo se alborotó con la mala noticia y pronto todos corrieron a organizar el lugar, chocándose entre sí, recogiendo los papeles, revistas, lápices y botellas de las mesas, quitando los percheros de hierro de los pasillos, llevándole bocetos y libros a la oficina para dejarlos en su mesa y sirviendo champán en un vaso.

—Mi cosmetóloga es una estúpida, un poco más y me arruina la cara. Haz que la despidan.

—Lo siento mucho, Ye-ji.

—No quiero escuchar tus disculpas, no tienes nada que ver ahí. Más bien dile a Bai que la chica que envió para el modelaje no me gustó, que la cambie, le pedí una delicada linda y me mandó una ruda con cara de culo. También dile a Byun que ya vi las fotografías, están horribles, prefiero suicidarme antes que publicar esa mierda. Que me traigan los bocetos de la siguiente colección y que me traigan comida.

—¿Qué quieres que te traigan? —preguntó Hae-won, escribiendo todo en una libreta.

—Elije por mi, no tengo ganas de pensar ahora —se sentó en la cómoda silla y tomó el vaso para beber— ¿Quién es esa? —señaló a la chica sentada en el otro escritorio.

—¡Nadie! o bueno... la mandó recursos humanos de remplazo, ya la entreviste pero no me parece adecuada para el puesto de asistente.

—Tendré que hacerlo yo entonces porque las últimas dos que me enviaste era inadecuadas. Que entre la niña.

Hae-won salió dándole pasó a la otra.

—¿Quién eres?

—Soy Hana y me envió recursos...

—Eso ya lo sé, por Dios —la interrumpió mirando los bocetos— déjame hacerte unas preguntas —la miró, todavía se notaba enojada a kilómetros— nunca habías visto las revistas EROS ¿o si?

—No...

—¿Y nunca te has pasado por la boutique?

—No...

—Y no tienes estilo ni sentido de la moda —le dio un descarado repaso de arriba a bajo.

—Supongo que eso depende de como usted lo vea...

Ye-ji se rió: —No era pregunta.

La chica iba a seguir hablando, pero entró Cheong con los nuevos bocetos en una carpeta.

—Gracias por su tiempo —se dio vuelta y se fue.

—¿Quién era esa chica tan fea?

—¡Hae-won!

—¿Sí, Ye-ji?

—Dile que tiene el trabajo, pero que a la primer cosa que no me guste la despido —quizá esa idea cambiaría con el tiempo, o quizá no.

Se quedó con Cheong debatiendo sobre los nuevos bocetos y arreglando detalles que no le gustaban hasta que se hizo de noche y habían acabado.

—Mi preciosa Ye-ji —cuanto se arrepentía de haberle contestado a Myeong-oh, todavía no estaba de humor, pero había presionado el botón por accidente— estuve pensando en ti todo el día ¿Qué tal si vienes a mi casa y nos divertimos gritando nuestros nombres?

—Hoy no fue un buen día, Myeong-oh, no estoy de humor para que nos veamos. Dejémoslo para otra ocasión ¿sí?

—Está bien, hermosa, pero me dejas muy triste.

𝗢𝗛 𝗠𝗬 𝗚𝗢𝗗 ||The Glory||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora