Capitulo 7

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—Esto apesta —se cubrió la nariz Ye-ji— y esto es un desastre —se tapó los ojos unos segundos, no soportaba el desorden.

Se acercó a unas maletas y las abrió, pero un ruido llamó su atención. Hye-jeong y Sa-ra estaban escondidas.

—Maldita sea, me asustaron —se tocó el pecho— ¿por qué no estás en la iglesia, Sa-ra?

—Se puede rezar en cualquier parte.

—Ja, como será eso. ¿Qué hacen aquí?

—Teníamos curiosidad por quién más vendría. Sa-ra llegó antes que yo.

—Los culpables siempre vuelven a la escena del crimen —dijo Sa-ra acercándose.

—¿Y que insinúas? —alzó una ceja— tú llegaste antes que yo.

—Yo vine por esta belleza —puso en sus narices un paquete de droga.

—Es entendible.

—¿Tú no los has visto, Ye-ji?

—No.

—Tengo miedo de que vaya con fotos raras a mi boda ¡me va a joder!

—¿Por qué querría joderte?

—Porque no pudo tenerme.

—Ah.

—Creo que se fue de viaje —Sa-ra les mostró un papel.

—¿Vladivostok? ¿este imbécil se quería ir a Rusia sin decirme? —se tocó el pecho indignada.

—¿Vladivostok? ¿este imbécil se quería ir a Rusia sin decirme? —se tocó el pecho indignada

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—¿Cuál es el problema? —llegó Yeo-jin seria.

—¡Fuimos a casa de Myeong-oh! ¡podría estar muerte! —exclamaron las dos parándose de un salto. Mientras tanto Ye-ji estaba lo suficientemente concentraba en ver el humo salir de su boca y mezclarse con el aire a los segundos.

—Myeong-oh desapareció. Fuimos a la casa. La casera tampoco lo encuentra. Iba a mudarse, tenía un boleto de avión y había empacado.

—Pues llamen a la policía.

—Tonta, no se puede llamar a la policía por una simple sospecha —la miró Ye-ji con obviedad.

—Es verdad, no puedo ir a la policía antes de casarme.

—¿Y para que me llaman a mi? ¡tengo que ir con el canal!

—Bájale al tono —la reprendió dándole el cigarrillo a Sa-ra.

—¿A ustedes no las llamó antes de que le perdiéramos el rastro? —pregunto Hye-jeong.

Ninguna respondió, pues Sa-ra se había concentrado el fumar el cigarrillo ya usado y Ye-ji las miró ingenua, pero sí notó que las auras de Yeo-jin cambiaron y su expresión se había vuelto tensa.

—Yo lo llamé muchas veces. Digo, es el chófer de Jae-jun. ¿De cuando hablas?

—19 o 20 de octubre.

—¿Por qué quieres saber?

—Porque me llamó y quería saber si a ustedes también. Me dijo algo muy raro.

—¿Y que tenía de raro?

—A mi también me llamó —confesó Sa-ra luego de revisar su registro.

—¿Qué te dijo?

—No lo sé, algo tonto, que me enviaba un regalo, pero le corté, yo tampoco estaba lúcida.

—A mi también —admitió Ye-ji— me invitó a tener sexo, pero no estaba de humor y le dije que después.

—No me esperaba eso —se burló Sa-ra.

—¡Oye! nunca rechazaría una propuesta así —estiró los brazos— soy una amante del sexo ¡entiéndeme!

—No puede ser —murmuró Hye-jeong— ¡a mi me dijo que estaba enamorado de mi y que lo visitara en Rusia!

—¿Y es que quien no lo estaría? —le guiñó coqueta Ye-ji, haciéndola sonrojar.

—El caso es que no está a mi nivel.

Yeo-jin y Sa-ra se rieron inmediatamente, mientras Ye-ji le hizo señas de que no le diera importancia.

—Me voy al canal. No me llamen —se dio vuelta y avanzó hacia las escaleras.

—Yeo-jin —la llamó— ¿Segura que no te llamó a ti? es decir, nos marcó a todos y es raro que a ti no.

De nuevo, vio como se tensó.

—No estás ocultándonos algo ¿o si?

—¿Yo? —se carcajeó— ¡para nada!,. Voy a llegar tarde, me voy de aquí.

𝗢𝗛 𝗠𝗬 𝗚𝗢𝗗 ||The Glory||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora