Cap 5

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Mi mamá me ha dado tu diario... no entiendo por qué me lo ha dado hasta ahora pero, venía a pedirte permiso de leerlo...

Una vez más en el panteón, sentado ante la tumba con el nombre de su hermano grabado en ella. Esa foto donde su sonrisa relucía, aunque apenada. Era agradable ver cómo era cuando lo hacía: sus únicos recuerdos eran aquellos en que su corazón dolía y su rostro, de tanto temer, se veía pequeño y frágil.

Después de tantos años aquí, platicando con restos esos que no le daban señal alguna de escuchar su voz, ya sentía que era menester. No quería abandonar a su hermano nunca, así como él nunca lo abandonó a él.

Olvidar su tumba sería como olvidar todo lo que había hecho por él.

—No quisiera entrometerme en tus pensamientos... de hecho, ayer fue la primera vez que cargué tu celular después de tantos años... me dio un alivio ver que aún encendía...

Suspiré, entrando los dedos en el pasto. Sentía el corazón tranquilo, aunque siempre con ese dolor agudo que, por mucho que a veces ni siquiera pensabase en Tom, tenía clavado en sus profundidades.

—Eres mi pérdida más grande, hermano... sé que hiciste todo por amor, pero... habría preferido pasar un infierno si era contigo... —Se mordió los labios.

Se quedó callado, observando cómo el tiempo iba a paso lento, sin dar siquiera un ademán de mirar atrás. El cielo despejado y el aire apenas haciendo cantar a los árboles. Cuando sus ojos se sintieron húmedos, estos bajaron a mirar otra vez la placa con el nombre de su hermano. Diecisiete años. Apenas iba a cumplirlos y no se sintió jamás lo suficientemente fuerte para hacer lo que él había hecho para salir adelante.

《A veces hay responsabilidades que te obligan a ser fuerte》le había asegurado su madre. Y quizás tenía razón.

Abró el diario, en el que miró primero dibujitos; un sol con una luna; unos garabatos que seguro había hecho él mismo de niño. Una lista de compras; sumas y restas; y cuando empezaba a haber escritos de sus pensamientos y su vida, el corazón se le hizo pequeño. Allí notó la fecha, y una letra muy desprolija. Había visto en todo lo que Tom escribía, que su ortografía era horrible, lo cual le hacía sentir muy mal porque sabía que todo había sido por haber salido de casa cuando era apenas un niño.

"Hoy me prostituí x primera ves... a sido muy feo, e llorado todo el regreso a casa... quise escribir xq mis amigos dejaron de hablarme hace meces y... mi hermanito es muy bb para querer escuchar mis penas.

Lo hago x los 2. No quiero q Bill viva en carencias x mi culpa."

Cerró el diario, al mismo tiempo que su mente regresaba a ese día específico en el que supo que su vida había cambiado para siempre. Ese día en el que Tom encontró un trabajo nuevo y los cuartos de baño se convirtieron en algo que vería casi todos los días, esperando a su hermano, quien le aseguraba que no hacía cosas malas, pero que, conforme el tiempo pasaba, sabía que había sido una decisión que no había pensado en absoluto gracias al deseo de no tener cómo salir adelante. Recuerda verlo aquel día tan triste que apenas le habló. Tenía los ojos llorosos y el cuerpo tembloroso. De no haber sido un niño habría asumido que algo había pasado y no era nada bueno; pero nunca le hizo preguntas, incluso recuerda haberle pedido ir a jugar al parque y Tom, sin llegar a dudar, lo llevó.

También pudo vislumbrar las marcas que siempre llevaba en el cuerpo. Ahora que era mayor entendía por qué las tenía, y también entendía que no era algo que le gustaba, pero que aceptaba por mera presión, para obtener propinas.

—Ma... ¿Tom alguna vez te dijo que vendía su cuerpo?... —Se atrevió a preguntarle a la hora de la cena. Ella acababa de llegar del trabajo, y aunque su rostro siempre brillaba de lo bonito que era, esta vez pudo ver perfectamente cómo sus ojos ennegrecían.

Se que fue porque  me amas [Vol.2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora