XII

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— Wow, que hermoso —

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— Wow, que hermoso —

— Lo eres —

— Der, hablo del castillo —

— ¡Ah! eso... sí, también lo es —

Stiles afirmaba que este era el lugar más bonito que habian visitado, tal vez era por el estilo renacentista que lo hacía sentir como atrapado en el tiempo o quizás era la compañía. 

Ahora que caminaban tomados de la mano y se besaban con frecuencia todo a su alrededor se veía distinto. Le agradaba mucho el hecho de no tener que cuestionarse cada movimiento, le gustaba poder besar la mejilla de Derek mientras tomaban una selfie, entrelazar sus dedos al caminar por calles atestadas de turistas y poder besarlo lento y profundo en el puente Carlos.

Pero todo lo bueno también tenía su lado negativo, como en estos momentos que dos chicas se acercaron muy amablemente a preguntarles su nacionalidad y se ofrecieron incluso a darles un recorrido por la ciudad o enseñarles la vida nocturna del lugar. 

Al principio se enfocaban en ambos pero al ver que el inglés britanico de Stiles no era tan fluido comenzaron a ignorarlo. Cualquiera se daria cuenta de que Stiles estaba mirando hacia otro lado con una expresión molesta y un poco infantil pero no el pelinegro, porque él estaba contestando preguntas y sonriendo tan hermosamente que las chicas frente a él parecían gelatina. 

No podía culparlo, las chicas eran rubias, de piel blanca, ojos azules y un bonito rostro pequeño, tan bonitas, pero ¿porque los extranjeros tenían que ser tan malditamente cariñosos con los extraños?, con confianza tocaban los hombros o brazos del mayor y él no se veía incómodo. El castaño le echaba la culpa a los grupos de artistas que estaban expandiendo la cultura estadounidense por el mundo y ahora ellos como simples mortales, llamaban también la atención.

Estaba a punto de irse, no pensaba ser la tercera rueda o bueno en este caso la cuarta. Cuando se giró para marcharse, Derek lo tomó del brazo y lo puso delante de él, abrazándolo por la cintura desde atrás y apoyando su cabeza en su hombro, dijo un par de palabras más que provocaron que las chicas se fueran con un aura de decepción.

Derek aprovechó para girar al menor, quedando así frente a frente, la mueca que éste estaba haciendo era adorable, con los labios abultados y el ceño fruncido. Lo más probable es que ni siquiera se diera cuenta de que lo estaba haciendo. El más alto no pudo evitar molestarlo un poco.

— ¿Celoso, bebé? —

— ¿Quién?, ¿Yo?, ¿Cuándo? — Intentó zafarse del agarre en su cintura, pero las manos que lo envolvían se aferraron aún más.

— ¡Ajá!, finge demencia. Hablando en serio, Mieczy, si no te sentías cómodo tú podrías haber interrumpido, darme la mano, un abrazo, lo que tú quieras puedes hacerlo. En serio, esperaba un poco que interrumpieras porque la chica de anteojos no paraba de hablar de ti y lo guapo que eres —

Marry me - SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora