Capítulo 3 Primera puerta, donde se conoce a los sabots y a la Cueva del Temor.

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Horas más tarde, Adelina no podía creer que anduviera los caminos. Le molestaba no poder recordar a Ricardo, si era su primo por qué no sabía nada sobre él, sí sentía que lo había visto antes, era una sensación que se podía comparar con el olor a pescado podrido, no supo por qué, pero se tocó de repente la cicatriz que tenía en el dorso de su mano. La princesa estaba ya muy lejos de los límites de Palibothra, sentía sed, cansancio y hambre, no estaba acostumbrada a viajar sin compañía, así que de vez en cuando conversaba con los petirrojos o las garzas.

Fueron varios meses de resistir temporales, dormir en cavernas, comer bayas y andar los terrenos más escarpados, inclinados y difíciles hasta que por fin llegó al punto de la X en el mapa. Una enorme cueva a la vista, como el ombligo del cañón, que se dibujaba en el paisaje por varios kilómetros. No sabía que le esperaba adentro, pero sentía más curiosidad que otra cosa, así que entró. Allí las estalagmitas lucían formas de lo más extrañas, no se parecía a nada que Adelina hubiese visto antes, la sal de las rocas producía un brillo casi cegador; la princesa presentía como si alguien desde las sombras le observara, por lo que mantenía sus ojos y todos sus sentidos alertas.

Más adelante el camino se bifurcaba en tres estrechos túneles, la joven tomó el del medio y prosiguió con cuidado de no lastimarse, sobre todo la cabeza, que rozaba el techo. Al final del túnel se hallaba un espléndido salón iluminado por la luz natural de un líquido verde, que se vertía en diversos canales desde huecos en el techo, un puente cruzaba lo que parecía un abismo sin fondo hasta el otro lado, donde en un pedestal había una especie de trono bien pequeño con círculos pintados con el mismo color verde de aquel líquido. Adelina no podía ver bien, pues el trono estaba entre sombras, pero pudo notar como unas alas se abrían despacio. Con un aura tal vez de demonio o de ángel, comenzaba a aparecer aquella figura y la princesa sintió un escalofrío en su espalda. Era un ser tenebroso, pero tan bello, poseía la cabeza de un león, el cuerpo y alas de un murciélago y la cola de caballo.

-¡Adelina! -llamó el ser y agregó-te he visto llegar-su voz era como un eco distante, tan profunda.

De pronto, de los distintos sitios ocultos por las sombras, aparecieron otros seres iguales al que estaba posado en el trono, que comenzaron a aletear. El sonido de los aleteos zumbaba en los oídos de la princesa, parecía que estaba en un juicio, pues la mirada diabólica de todos aquellos seres la escudriñaban.

- ¿Quién eres?, ¿quiénes son ustedes? -dijo Adelina con voz temblorosa, pues los seres la rodeaban y temía que la atacasen en cualquier momento.

- Somos sabots, los guardianes de la primera puerta y tú pareces ser una joven muy valiente porque si no, no estarías aquí. -profirieron y bajaron la cabeza en señal de aprobación.

-¿Qué debo hacer? -preguntó Adelina con premura y añadió -me gustaría poder llegar a la primera puerta.

-Para llegar a la primera puerta primero debes pasar una prueba y debo decirte que muy pocos lo han conseguido. -Adelina tragó saliva, mas, los seres continuaron- Escuchad, todo conlleva sacrificio en la vida, a veces debemos arriesgarnos y saltar, pero ese salto puede conducirte a la cima o al fondo, existen consecuencias. Te doy la posibilidad de marcharte, aquí y ahora. Tómala y podrás vivir tal vez en otro reino distinto al tuyo, pero vivir al fin o déjala y enfrenta a tus miedos con la posibilidad de que, igualmente abandones a los tuyos al deambular en esta cueva para siempre, pues ese será tu destino si no consigues atravesar esta prueba con éxito. La decisión es tuya.

-No he viajado tantos meses para rendirme ahora-gritó la princesa con su barbilla en alto-Tengo miedo, es verdad, pero mi pueblo me necesita. -respiró profundo.

- ¿Y tú necesitas a tu pueblo?

- Es mi deber, no importa lo que yo necesite.

- Pues ya has decidido, aquí te dejo-dijo el sabot, que se hallaba posado en el trono y desapareció, al igual que los otros seres que rodeaban a la princesa.

El flujo del líquido verde se congeló y adoptó un color negro, a la vez que su luz se extinguía, dejando el salón totalmente a oscuras.

Adelina no sabía en qué consistía la prueba, ¿se suponía que debía esperar algo? De repente se materializó la silueta de alguien, era ella misma, lo que un poco afectada por los años.

- Sabes, nunca serás una buena reina, fallaste. No pudisteis protegerlos, juraste en vano. -espetó con voz quejumbrosa.

-No, no es cierto. -dijo Adelina tras sentir un golpe en su pecho.

- ¿Es que acaso no lo ves?, soy tú, te convertirás en mí, una amargada, remordida por la culpa. Nuestro padre no pudo haber escogido peor sucesora. Acabaste o acabamos, porque en definitiva yo también soy tú, con el reino que nos vio nacer y con sus habitantes, no pudimos regresar y el fanfarrón de nuestro primo hizo de la suya, todo quedó reducido a cenizas por nuestra incompetencia. -manifestó en tono severo, mientras con sus manos se golpeaba la cabeza como si intentara acallar sus pensamientos.

- No, no puede ser cierto. Yo no fallé, no aún. -elevó sus cejas.

- Fallaste, es que ves, soy tu futuro, en este antro te convertirás, maltratada por aquellas sombras que buscaron placer en el cuerpo de quien fue princesa un día. -el tono agudo de su voz retumbaba en la cueva como el lamento de las almas en el inframundo.

- ¡No, me niego a creerlo! -Adelina tapó sus oídos-¡No digas más! -sentenció.

- ¿Crees que tapándote los oídos podrás deshacerte de mí? ¿No me escuchas? -dijo con la mente la vieja-sí, llámalo telepatía, pero estoy en tu mente y no me iré.

Entonces la princesa comprendió: "estoy en tu mente" había dicho la vieja y si todo hubiese sido un sueño. Adelina abrió los ojos antes de que la anciana metiese la lengua en su boca como medio de tortura. La princesa estaba bien, el salón volvía a iluminarse. Un rugido se escuchó en la lejanía y apareció volando desde uno de los túneles el sabot rey.

- Bien hecho, tuve mis dudas. La Cueva del Temor, en la que nos encontramos, juega con la mente, poniéndote de cara a tu mayor miedo, parece que en tu caso era decepcionar a todos, fallarles, ¿pero ves?, has pasado la prueba. Puedes continuar tu camino.

- ¿Pero hacia dónde?

El sabot señaló un rincón, donde una puerta apareció, parecía un espejo, donde una sustancia gris fluctuaba entre las corrientes de aire bajas de la cueva. Adelina tocó la sustancia.

- Ese es el camino, no lo pienses más- pronunció el sabot rey-Buena suerte-agitó su cola de caballo.

- Gracias -dijo Adelina y, siguiendo el consejo del sabot rey se alejó un poco, entonces, corrió hacia la puerta, desapareciendo en la sustancia.

Nota de la autora:

Y ese fue el capítulo de hoy mis luceros ☄️ y lucecitas. ✨ ¿Qué les pareció la primera prueba? ¿Algo simple?, ¿creen que la princesa lo manejó bien? ¿Cuán difícil es enfrentarse a sus miedos? El precio a pagar si fallabas la primera prueba era vagar en la cueva del Temor por siempre. ¿Si ese es el precio de esta, cuál será el de las otras? 😲😨 ¿Qué creen de los sabots? ¿Se atreven a dibujar a estos seres? Mil gracias por leer.

Adelina I de PolibothraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora