CINCO

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—¡Navidad! ¡Navidad! Tío Jeongin, es navidad —Gritó su pequeña sobrina corriendo hacia él, Jeongin la tomó en brazos y la hizo girar en el aire haciéndola gritar de felicidad.

—¡Feliz navidad, hermosa!

—¡Me dieron muchos regalos! —dijo la pequeña encantada.

—¿En serio? Enséñame —La pequeña lo arrastró hacia una pila de juguetes esparcida por todo el salón, deseándoles feliz navidad a todos, el Pelinegro se sentó en la alfombra mientras Tzuyu le mostraba sus tesoros.

En un rápido escaneo a la habitación, Jeongin se dio cuenta de que sus padres estaban sentados en el sofá juntos, su hermana y su marido junto al árbol tratando de armar un juguete, y su escaneo terminó cuando encontró a Hyunjin junto a la ventana, mirando hacia afuera con una taza en las manos, era el único vestido.

Era tradición en ellos que la mañana de navidad se quedaran en pijama, pero Hyunjin no lo sabía, así que vestía pantalones oscuros y un suéter azul, que había comprado en su visita al centro comercial. Su boca se resecó ante la imagen, y se sonrojó al recordar lo de la noche anterior. Había huido como un cobarde, pero, ¿podían culparlo? Claro que había sentido pánico, era un novio falso, ¿cómo podría tener sexo con él? Por más que su cuerpo lo deseara no debía hacerlo.

Su sobrina reclamaba su atención, pero no podía evitar mirar de vez en cuando al rubio, la noche anterior lo había sentido entrar en la cama, pero no había intentado acercarse. Había estado un poco preocupado de que intentara algo, pero sus nervios fueron en vano, simplemente habían dormido y esa mañana no lo había escuchado salir, y ahora estaba tan nervioso de acercarse.

Cuando Kai y Kyungsoo entraron en la habitación, Tzuyu corrió hacia sus tíos, Jeongin aprovechó la oportunidad para escapar y acercarse a Hyunjin, lo menos que deseaba en ese momento es que hubiera murmuraciones si su familia pensaba que habían discutido por algo.

—Feliz navidad —Odió la inseguridad en su voz. El rubio lo miró y le sonrió, como si no hubiera pasado nada.

«Es un profesional, idiota, tiene que representar un papel.»

—Feliz navidad —respondió Hyunjin inclinándose para darle un beso en los labios. Jeongin dio un paso atrás, nervioso.

—Creo que debo darte tu regalo —Se acercó al árbol buscando la caja. Se lo entregó con manos temblorosas, el rubio lo tomó y le sonrió.

—También tengo un regalo para ti —La sorpresa en la cara del Pelinegro fue más que obvia, no se lo esperaba. Hyunjin le entregó una pequeña cajita, de unos quince centímetros de largo, por cinco de ancho y tres de alto.

—No debiste molestarte.

—Por supuesto que debía. Feliz navidad, bebé —Hyunjin lo besó nuevamente y se alejó rumbo a la cocina.

Jeongin lo observó marcharse, no parecía molesto por lo de la noche anterior, no sabía si eso le molestaba o le preocupaba. Miró hacia la cajita, antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, desgarró la envoltura y la abrió. Una caja de terciopelo negro apareció, al abrirla, pensó encontrarse una pluma, o un reloj tal vez, pero era un brazalete de cuero trenzado con dos líneas de cuerdas a los lados al estilo Punk. Era hermosa y masculina. Le llamó la atención que, en el centro, había un atrapa sueños, ¿por qué le regalaría algo así?

Más tarde esa mañana, desayunaron en un ambiente familiar relajado. Hyunjin estaba haciendo un buen trabajo en relacionarse con su familia, realmente era muy bueno en fingir quien no era, pero vagamente Jeongin se preguntó si en realidad estaba fingiendo. Al menos, era lo que a él le gustaba pensar. Su lado racional le decía que, Hyunjin estaba fingiendo, a eso se dedicaba después de todo y Jeongin le había pagado por ello, era un profesional.

Vacaciones a Busan ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora