O2 | Cordialmente Invitado

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Llevó una de sus manos a su cabeza al mismo tiempo que intentaba reincorporarse en la cama

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Llevó una de sus manos a su cabeza al mismo tiempo que intentaba reincorporarse en la cama. Abrió lentamente los ojos, su visión no era perfecta, pero pudo distinguir la figura de alguien sentado sobre una silla cerca de él.

Se sobresaltó de inmediato.

– ¿Quién eres tú? – Preguntó directamente, todo su cuerpo dolía, por lo que volvió a recostarse suavemente.

– Que bueno que despertaste – El alfa sonrió enormemente – Permíteme revisar tu temperatura – El omega lo miro extrañado, sin embargo, el alfa continuó con lo antes mencionado – Bastante normal, ¿Cómo te sientes?

– ¿Quién eres tú? – Preguntó de nuevo, Chan lo miro atentamente antes de retroceder.

– Christopher Chan, doctor de Gorse – Se presentó – ¿Cómo te sientes?

– ¿Gorse? – Replicó confundido.

– ¿Recuerdas cómo te llamas? ¿De donde vienes? – Los enormes ojos del omega se clavaron en el medico, curveó los labios y se aferró a las mantas.

– Lee Yongbok – El doctor asintió en silencio, Yongbok pareció pensar en su próxima respuesta, sin embargo, dió un pequeñísimo salto sobre la cama – Mi padre – Exclamó.

– Calma, tómalo con calma – Sonrió de nuevo.

– No se que hago aquí, yo... – Cerró los ojos con fuerza intentando recordar su trayecto de la mañana pasada.

Su padre le había pedido ir a revisar algunas cosas cerca del campo y... su hermano lo había acompañado.

– ¿No puedes recordar de donde vienes? – Yongbok lo miró con atención.

– Soy el príncipe de Aurea.

El médico frunció el ceño confundido, el vago pensamiento de que el omega estaba delirando llego a su cabeza.

– ¿Príncipe? – Replicó.

– ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

– Apenas ayer – carraspeó su garganta y se levantó, le sorprendía la tranquilidad que mostraba el omega, no cualquiera mantiene la calma en una situación así.

– Debo volver – Hizo el ademan de querer levantarse, sin embargo, Chan se lo impidió.

– Todavía no puedes irte, debo revisarte – Yongbok lo miró, negó lentamente – Por favor.

– En verdad le agradezco el gesto de bondad que a tenido conmigo – Sonrió – Pero mi padre es capaz de armar una guerra si no me ve.

Christopher retrocedió levemente, acción que Yongbok aprovechó para levantarse de la pequeña cama.

Estaba mareado, sin duda su cuerpo no estaba en las mejores condiciones.

– Gracias por ayudarme – El doctor negó.

NARCISO » ᴴʸᵘⁿˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora