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La luz que entró por la ventana lo despertó

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La luz que entró por la ventana lo despertó.

Parpadeó un par de veces en busca de acostumbrarse a la luz del radiante sol, se sintió extraño al no sentir el duro colchón bajo su cuerpo, al contrario, ahora parecía que estaba sobre una esponjosa nube.

– Hyun... – Tanteó el otro lado de la cama, pero no encontró a nadie, rápidamente se reincorporo.

Traía la misma ropa que el día anterior.

Se estiro aún en la cama para después ponerse de pie, salió de la habitación un tanto intranquilo, ¿Dónde se había metido ese alfa terco? Saludó al personal que se encontraba en el camino y se aproximó hasta la salida del castillo.

– ¿Dónde esta el rey? – Le preguntó a uno de los guardias.

– Salió a montar, majestad – Yongbok se cruzó de brazos molesto.

– ¿A montar? ¿Hace cuanto se fué?

– Dos horas, majestad.

– Es el colmo con ese imbécil, ¿Qué te parece? El doctor le dijo específicamente que no saliera a montar – El alfa lo miró momentáneamente antes de volver su vista al frente – ¿Tienes alguna idea de donde puede estar?

– Tal vez en el bosque, majestad – El omega frunció los labios.

– Iré a buscarlo, ensillen un caballo para mí por favor.

– El rey dio instrucciones de no dejarlo salir, no es seguro que este por ahí si están disparando flechas – Explicó sin perder seriedad.

– ¿Qué? – Preguntó perplejo.

Estaba enojado.

¿Hyunjin creía que el no sabia cuidarse solo? El ya no era un cachorro, estaba a nada de cumplir los veinte años.

Con molestia volvió a entrar al castillo, tomo su desayuno en completa soledad y guardó algo de comida para llevar.

Las horas pasaron y al ver que el rey no volvía, Yongbok decidió bajar al sótano.

– Buenos días – Saludó primero – Le he traído algo de comer.

– Se lo agradezco – El omega sonrió sutilmente pasando los alimentos por la pequeña ventana.

Permaneció en silencio escuchando al alfa devorar la comida.

Carraspeó su garganta y se sentó cerca de la puerta.

– ¿Ya ha pensado lo que hablamos ayer? – Preguntó calmado.

– ¿Se irá de aquí?

– No lo sé, es incierto.

– No quisiera despedirme de usted majestad, se ha convertido en mi ángel.

– La situación es extraña, las cosas mejoran, pero después se estropean. No quisiera dejarlo solo, estoy seguro que nadie sabe de su existencia además del rey – El alfa rió bajito.

NARCISO » ᴴʸᵘⁿˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora