O4| Las consecuencias de tus actos

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El rey estaba furioso

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El rey estaba furioso.

Le había ordenado a todos a punta de gritos que no se acercaran a sus aposentos.

Leía repetidas veces la carta que su fiel mensajero le habia entregado a penas esa mañana, se sentía terriblemente humillado y débil, sumamente débil, porque sabía de sobra que todo él y su gubernatura no eran suficientes para hacerle rente a el reino de Aurea.

Arrugó la carta en sus manos y pensó seriamente en su próximo movimiento.

YoungJae no lo dejaría en paz, no descansaría hasta verlo casado con su hijo omega. Ese omega moribundo que tuvo la desdicha de salvar.

"Si su reino quiere mantener en paz, a mi hijo tendrá que tomarlo como
su omega, como su esposo y como rey conjunto de Gorse"

Ese omega parlachin.

Hyunjin sentía su sangre hervir con tan solo recordarlo, le generaba arcadas recordar su falsa amabilidad y agradecimiento. Lo detestaba, detestaba la hipocresía en su mirada brillante. Hwang sabía que nadie podía estar agradecido con el, jamás, le había quedado claro que nadie veía algo bueno en él, porque él era un demonio.
Porque él había sido un demonio desde el día en que se sentó en ese trono desgastado.

Lee Yongbok solo era un hipócrita en busca de desobedecer a su padre, en busca de un reto.

Y Hyunjin lo odiaba por eso.

Pero a pesar de todo el odio y asco que la hipocresía le podia generar, no tuvo otra opción mas que acceder. Gorse no estaba para guerras sangrientas y frias, Hyunjin no podia defraudar más a esa pobre gente hambrienta y desesperada.

Aunque ese sacrificio tampoco se lo agradecería nadie.

༺❀༻

La noticia del próximo matrimonio se esparcio muy rapido.

Aurea no cabía de la felicidad, estaban explotando en emocion solo de pensar que su pequeño príncipe omega iba a casarse. Esa alma pura y joven al fin había encontrado un buen alfa para compartir su vida.

O eso era lo que se pensaba antes de que se enteraran que el próximo esposo de su principe era nada más ni nada menos que Hwang Hyunjin, el rey de Gorse.

La felicidad se volvió temor y la emoción se convirtió en un hoyo de angustia.
Ese mounstro dañaría a su pequeño principe.

El pueblo no estaba de acuerdo, pero, ¿Quienes eran ellos para negarle la ilusión a Yongbok? Nadie, ni siquiera su padre se sentía con la valentia de negarse a esos enormes e ilusionados ojos, no se sentia capáz de negarse y encerrar a su cachorro hasta que desistiera de esa loca idea.

El le prometió a su dofunta omega que haría lo posible por mantener el brillo en los ojos de Yongbok, que jamás dejaría que estos se marchitaran, aunque eso esté encontra de sus deseos, el tenía que aceptarlo.

NARCISO » ᴴʸᵘⁿˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora