Capítulo 2

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Cuando despierto, veo que Peeta tiene una pesadilla .

Recuerdo que una vez me dijo que sus pesadillas solían ser sobre perderme, pero él no necesitaba despertarme, pues al verme a su lado se tranquilizaba. También me dijo que él no se despertaba gritando, como yo suelo hacerlo. Esta vez es diferente. No está gritando precisamente, pero sí murmura cosas y se mueve mucho. Me alarmo al ver que el trapo sobre su espalda se empieza a humedecer por la sangre. No sé que hacer, puesto que este era el trabajo de Peeta; yo era quien despertaba en medio de la noche y él me tranquilizaba. Ahora que nuestros papeles se han invertido, no tengo ni idea de qué es lo que debería hacer.

Me inclino sobre su oído y comienzo a decir palabras tranquilizadoras, intentando, al mismo tiempo despertarlo.

-Peeta... Peeta, shh, tranquilo.- acaricio su cabello dubitativamente, sin saber muy bien qué hacer o decir a continuación.-Peeta despierta. Es solo una pesadilla.-sus murmullos poco a poco se hacen entendibles.

Lo que tanto murmura es una sola palabra, un solo nombre 'Delly'. Aún tiene los ojos cerrados aunque ya no se mueve; de alguna manera, que sus pesadillas sean sobre ella y que lo afecten de tal manera me hace sentir lastimada. Lo sé, es estúpido y egoísta-perdón.-dice muy bajito. Yo no conocía a Delly, es decir, sí la había visto antes y todo pero no había hablado con ella nunca. No obstante, pensar en ella me pone triste, era amiga de Peeta y se nota que la quería mucho. Sea como sea que haya muerto, espero que haya sido rápido e indoloro. Y también espero que no haya sido por ordenes de Snow.

-No es tu culpa Peeta, despierta.-veo que comienza a abrir los ojos lentamente soltando un gemido de dolor.

-Katniss- susurra, dudoso y con dificultad. Sonrío y le pregunto como se siente. Su respuesta es una exclamación de dolor mezclada con molestia. Lógicamente, la nieve que puse en su espalda antes de dormir ya se ha derretido.

-¿Quieres hablar de ello?-pregunto, imitándolo. Él niega con la cabeza.

-Bien.-hago una pequeña pausa- Iré por más nieve, trata de no moverte mucho. No tardo.

-Mhmm.

El procedimiento es el mismo de anoche, y mi mejilla lastimada agradece el aire frío en cuanto salgo.

Cuando entro al comedor, veo a Prim preparando una mezcla de hierbas con aspecto asqueroso y haciéndole algunas preguntas a Peeta.

-Hola.

-Buenos días.- responde ella con una sonrisa, caminando a donde está Peeta- esto ayudará a que las heridas cicatricen más rápido, arderá un poco al principio.- le advierte.

Él murmura algo entre dientes parecido a un 'está bien' mientras aprieta un poco los ojso

Prim hecha un poco de las hierbas a la parte superior de su espalda destrozada y, como había previsto, Peeta suelta un pequeño gemido y veo su mandíbula y sus hombros tensarse. Me acerco a él, dejando la cubeta a un lado. Unos segundos después, se relaja.

-¿Necesitas algo qué sostener?- pregunto extendiendo mi mano. Prim espera a que Peeta acepte mi oferta para proseguir, sin embargo, él niega con la cabeza.

-No quiero lastimarte.-murmura, apenas puedo entender lo que dice.

Sin importarme lo que dijo, tomo su mano y la aprieto ligeramente para evitar que éste deshaga el agarre, dándole tiempo a mi hermana para verter un poco más de mezcla en las heridas. Las negaciones de Peeta acaban cuando el ardor en su espalda comienza. No suelto su mano mientras lo mismo se repite una docena de veces, hasta que su espalda está completamente cubierta. Cuando me suelta me doy la vuelta y sobo un poco mi mano, escuchando las indicaciones que Prim me da.

El castigo de Peeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora