Las semanas siguientes todo va de mal en peor. El número de agentes de la paz aumenta y con ello, el número de castigos, además de que cierran las minas y cuando las abren, los salarios bajan y las horas de trabajo aumentan. No he visto a Gale desde entonces. Decenas de personas son torturadas por ofensas que habíamos olvidado eran ilegales.
Cuando Peeta está lo suficientemente recuperado para caminar y subir las escaleras, lo trasladamos a una de las habitaciones, pues cada día nuestra casa se llena más y más de enfermos, personas moribundas y niños desnutridos.
No obstante, hay algunas cosas que, en vez de empeorar, mejoran. Por ejemplo, la espalda de Peeta y mi mejilla. Además, nuestra relación progresa un poco. También consigo que deje de culparse por la muerte de Delly o al menos eso me hace creer. Olvidar el alcohol le resulta algo difícil, pues su cuerpo ya se había acostumbrado a él, pero con nuestra ayuda, pronto consigue volver a ser el Peeta saludable que era antes. Hacemos preguntas sobre nuestros gustos e intentamos conocernos mejor. Después del beso y mi declaración de afecto, Peeta no me pide explicaciones, cosa que agradezco, porque si lo hiciera, no tendría la menor idea de qué contestar; tampoco se repiten, pero cada vez que lo recuerdo me sonrojo furiosamente.
Peeta logra hacerme conversar y reír como nunca antes para después volver a la realidad. Mis estados de ánimo tienen altas y bajas pero con su ayuda, todo parece más fácil. Me siento tan cómoda a su lado que cuando solo quedan las cicatrices de sus heridas y es hora de que se vaya, le pido que se quede. Quiero pensar que solo me preocupa que vuelva a tomar, me niego a pensar algo diferente. Me dice que aceptaría con gusto pero quiere que le pregunte a mi madre si no la molesta. No importó cuánto renegué, al final accedí a regañadientes. Ella aceptó, pero me pidió que no hiciéramos nada inapropiado. Lo pidió, no fue una condición; supongo que no se siente con el derecho de imponerme reglas después de habernos abandonado por años.
La primer noche, cuando tengo una pesadilla particularmente fea y mis gritos lo despiertan, Peeta viene a mi habitación, me despierta y reconforta. Desde entonces no hemos dormido separados. Saber que está a mi lado me tranquiliza y con el tiempo, las pesadillas disminuyen considerablemente.
Casi todos los días vamos a visitar a Haymitch para escapar de los horrores que temporalmente habitan en mi casa, y lo hacemos con gusto. Haymitch contrató a Hazelle como ama de llaves, cosa que realmente agradezco, ya que con el salario de Gale, su familia apenas puede sobrevivir. Es extraño entrar a su hogar y ver todo limpio y ordenado, además del olor a comida en vez de a alcohol. Entre Peeta y yo, contamos a Haymitch cuál es nuestra situación, pero nuestro antiguo mentor no es de mucha ayuda.
Obviamente, la idea de huir queda totalmente descartada. Y también cualquier pequeño deseo de rebelión que alguna vez haya tenido.
Como El Quemador fue destruido, no hemos podido conseguir más licor. Y a pesar de que Peeta y yo intentamos racionar el alcohol que habíamos comprado, poco a poco se agota y Haymitch, además de estar más sobrio, se vuelve más insoportable que antes, provocando que nuestras visitas sean menos constantes. Un día, viene a mi mente la idea de agregar más información al libro de plantas de mi familia. Así que con la ayuda de Peeta, comenzamos una nueva rutina. Yo describo detalladamente las plantas que quiero añadir y él hace los dibujos. Primero hace un boceto añadiendo los detalles importantes que voy recordando, hasta que quedan perfectos y yo los apruebo, solo entonces lo dibuja en el libro. Después yo escribo debajo del dibujo con mi mejor letra las propiedades que tiene, cómo reconocerla, con cuáles se debe tener cuidado, entre otras cosas.
Se vuelve una costumbre que, mientras él dibuja, yo quedo hipnotizada por alguna parte de él, principalmente sus pestañas; son tan largas que me pregunto cómo es posible que no se enreden cada vez que Peeta parpadea y tan rubias que sólo se pueden distinguir si pones mucha atención. También me gusta observarlo cuando dibuja, porque adopta una posición y una mirada de concentración absoluta.
![](https://img.wattpad.com/cover/39279296-288-k424726.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El castigo de Peeta.
FanficComo puedo me libero de Gale y empujo a todos, tratando de llegar al centro. Cuando lo logro, la visión de Peeta arrodillado, sus manos atadas alrededor de un poste de madera, con la piel de la espalda destrozada y un agente de la paz a punto de gol...