Capítulo 9

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Hay besos que, aunque no estemos desnudos, ya saben a sexo.

Con este hombre todos los besos saben a sexo, antes de entrar al restaurante me da un beso que me hace imaginarme lo que va a pasar después de cenar, yo me saltaría hasta la cena joder. Cuando entramos me fijo en lo bonito y elegante que es, y también en que nada más entrar por la puerta reconocen a mi torturador y nos ponen la mejor mesa de todo el restaurante, mientras pedimos las bebidas empieza a vibrar el dichoso juguetito dentro de mí.

-Yo quiero un... una copa de vi... vino. -Digo avergonzada, ha puesto la máxima potencia mientras hablaba, eso es de ser muy cruel, le miro enfadada por reírse mientras tartamudeaba por su culpa.

Me guiña un ojo y me lanza un beso, el camarero se va dejándome sola con este hombre al que le encanta torturarme. Está buenísimo y guapísimo esta noche, el juguetito este la mucho gusto y me pone mucho la situación de tener que esconder mi placer para que no me vean gozar. Para el juguete y me relajo, mala idea, nada más se da cuenta de ello lo vuelve a hacer vibrar al máximo y sin querer ahogo un gemido, él ríe y lo apaga de nuevo. El camarero trae nuestras bebidas y el señor risitas pide nuestra cena.

-Bueno y aparte de torturarme, vamos a hablar de algo? -Pregunto cuándo se va el chico con nuestra comanda.

-No sé, de que quieres hablar? -Pregunta con voz sensual y vuelve a encender el pequeño vibrador, esta vez a media potencia.

-No... no sé. ¿Qué edad ti tienes? -Me cuesta un poco entre el placer y su presencia, pero logro terminar la frase.

-No sabes que eso no se pregunta señorita? Ahora voy a castigarte por curiosa. -Pone el juguete en máxima vibración otra vez. Me esfuerzo por no gemir, pero me estoy poniendo roja y meto las uñas en la silla, me doy cuenta de que una señora me mira de forma extraña y enrojezco más. -Tengo 27, y tu preciosa? -Dice parando el vibrador.

-Yo tengo 21. -Digo soltando todo el aire que mis pulmones estaban aguantando para no gemir.

Espera. Palidezco al darme cuenta. Ha dicho que tiene 27 años, es bastante mayor que yo. Estoy acostumbrada a estar con chicos que me saquen 1 año o 2 pero no 6 años. Aunque con lo bueno que está se lo puedo pasar por alto.

-¿Cómo te va en el trabajo? -Sonríe pícaramente. -Espero que estén tratándote bien. -Se le borra la sonrisa al imaginar que puedan hacerme daño.

Joder, este hombre va a volverme loca, lo sé, sé que lo hará. Primero me enamorará y después cuando se aburra de mi me dejará y yo me quedare hecha polvo otra vez.

-Estoy muy a gusto. -Lo relajo.

El camarero trae nuestras bebidas y Ermenegildo, por llamarlo de alguna forma, pide dos pizzas, una de mozzarela y la otra carbonara, me mira para saber si estoy de acuerdo y asiento.

-¿Quieres que las compartamos preciosa? -Pregunta cuando ya se ha ido el camarero.

-Vale. -Sonrío.

La sonrisa me dura poco cuando me aferro a la mesa con las uñas al notar la vibración otra vez. Madre mía la gente se va a pensar que estoy loca.

Comemos las deliciosas pizzas mientras hablamos del trabajo entre otras cosas, he descubierto que tiene varios hoteles por España y que invierte en acciones, no sé cómo tiene tanto dinero, pero ya iré descubriendo más sobre él, también sé que le encantan los coches, ah, y mi cuerpo, lo ha recalcado. A mí también me gustan los coches, aunque no se tanto como él, y su cuerpo también me encanta, pero no puedo dejar que me vuelvan a hacer daño, aunque que haya venido a mi casa con un ramo de flores y me haya llevado a cenar me hace pensar que tiene interés en mí, pero quien sabe, tal vez solo tiene interés de poseer mi cuerpo, que conste que yo estaría encantada, pero sé que yo me enamoraría y que él cuando me cansara de mí me dejaría tirada y yo estaría fatal. Ya he estado mal estos dos días imagínate una vida sin él.

Cuando viene el camarero y recoge nuestros platos vacíos nos ofrece postre y Ermenegildo pide una tarta de queso para compartir. Cuando llega la tarta se sienta a mi lado, muy pegado a mí y empieza a darme de comer, la tarta está buenísima, él también come mientras yo mastico. Veo que se mete la mano en el pantalón, mierda, doy un respingo en la silla, lo ha puesto al máximo, ya me extrañaba que me hubiera dejado cenar tranquila. Apoya la mano que tiene libre en mi muslo y me sube el vestido cuidadosamente para que nadie se dé cuenta, este tío está loco, miro a mi alrededor, nadie nos está mirando, pero podrían hacerlo, está loco de verdad. El hecho de no llevar ropa interior le facilita mucho las cosas, separo un poco las piernas mirándolo directamente a los ojos y aprieta la mandíbula, he conseguido justo el efecto que esperaba, empieza a acariciarme el clítoris y eso junto con la vibración hace que ponga los ojos en blanco. Sigue dándome tarta y yo me la como y me lamo los labios mirándolo a los ojos, vuelvo a hacer que apriete la mandíbula, acelera el ritmo y me acabo corriendo, joder quiero gritar, quiero sentarme encima de él y que termine lo que ha empezado. Cuando termino de ver las estrellas saca la mano de mi vestido y se lame el dedo mirándome de forma seductora, quiero que me posea aquí encima de la mesa. Me la el último trozo de tarta y me acerca el vaso de agua, seguro que estoy roja como un tomate. Menos mal que no nos ha visto nadie, aunque con lo que me pone este hombre me hubiera dado igual. Me da un beso en mis labios húmedos por el agua y vuelve a su silla después de pedirle al camarero que traiga la cuenta.

Cuando salimos por la puerta agradezco la brisa de aire que me golpea en la cara, después de lo que acaba de pasar no tenía ni aire en los pulmones, me relajo un poco mientras él se despide de algunos hombres y me saco un cigarro del bolso, pero cuando le doy la primera calada me lo quita de la boca, lo tira al suelo y me coje de la mano para llevarme a su coche, me lleva prácticamente a rastras. Cuando llegamos a su coche me apoya en la puerta del copiloto y, después de asegurarse de que no hay nadie, restriega su dura erección contra mi estómago, ya entiendo porque me ha arrastrado, no aguanta más, y yo tampoco. Me besa fuerte para mostrarme su ansia y me aparta suavemente para abrirme la puerta, cuando subo me cierra la puerta y se va corriendo literalmente hacia su puerta. En un abrir y cerrar de ojos ya estamos en la carretera a 90 km, madre mía este hombre tiene que tener muchas multas por velocidad, aunque no creo que le importe con el dinero que tiene.

No voy a poder aguantar hasta llegar a su casa, estaba a unos 40 minutos si no recuerdo mal, así que como me encanta provocarlo pongo mi mano en su bulto del pantalón y abro despacio las piernas para tocarme yo también, él me mira de reojo y yo giro la cabeza para mirarlo a los ojos, sigo tocándonos y cuando me mira un momento abro ligeramente la boca y me lamo los labios despacio. Aparto la mano de los dos y arqueo la espalda sensualmente para hacerme una coleta en el pelo. Dios me encanta provocarlo. Cuando me termino de hacer la coleta le desabrocho el pantalón y libero su palpitante y dura erección, me inclino y paso suavemente mi lengua por la cabeza, joder que bien sabe.

-Joder nena. -Dice con la mandíbula apretada, se va a romper los dientes.

Aprieta el acelerador y yo sigo lamiendo y chupando. Noto que para el coche, pero yo sigo, esta delicioso y me encanta darle placer. Me acaricia el pelo, me la meto entera en la boca y gruñe, joder creo que voy a correrme, me encanta este hombre y lo que saca de mí, con Alex no era tan atrevida, nunca hubiera aceptado hacer lo del restaurante con él ni hubiera tenido yo la iniciativa de chupársela en el coche, este hombre saca mi lado más oscuro y mi yo más cerda, pero como ya he dicho me encanta.

-Dios, si no paras voy a correrme. -Dice echando la cabeza hacia atrás, yo acelero mis movimientos, pero me para. -No seas mala, venga que ya estamos. -Me la saco de la boca y me incorporo, veo que estamos en un garaje, hay varios coches, pero al ver el Porsche que golpeé el día de la entrevista, imagino que es su garaje privado. -Lo siento nena, quería llevarte a la casa del otro día con la piscinita, pero no aguantaba tanto tiempo sin estar dentro de ti. -Dice acercándose a mí, me da un beso y baja del coche para abrirme la puerta.

-¿Dónde estamos? -Pregunto yo cuando bajo del coche.

-En mi piso de la ciudad.

Cierra el coche y me coje de la mano, me conduce hasta la puerta del garaje que da a un ascensor y unas escaleras, subimos al ascensor y mete una llave en el número 9, hay 12 pisos. Cuando llegamos veo que el ascensor da directamente a su casa. Es muy bonita, en blanco y negro como la otra. Me encanta el gusto de este hombre, me encanta todo de el.

*Siento la espera, pronto subo nuevo capítulo, votar si os gusta!!

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