Capítulo 14: Atrás tuyo

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Podría ser un sueño donde me encierro en una habitación olvidada en el tiempo, dejando los minutos correr para siempre, pero estoy despierta.

Justo aquí, dentro de la habitación gris, en el mundo real.

Una habitación en la que pasé cada día del verano con normalidad y que de repente, se encuentra cerrada hace años.

Mientras pienso sostengo entre mis manos la llave. La llave que Claire esconde bajo un trozo de madera a mitad del pasillo.

Creía que era la única llave que abría esta habitación, pero estaba equivocada.

La Sra Marci también tiene una. Y eso no es suficiente: además quiere que Rebecca la tire al lago.

¿Cuántas llaves abren la habitación gris? ¿Porqué la Sra Marci quiere deshacerse de su copia de la llave? ¿Qué ha sucedido en esta habitación que desconozco?

Cierro mis ojos con fuerza. La oscuridad a través de mis párpados no es suficiente para dejar atrás las sospechas que me atormentan.

Ahora que estoy aquí podría revisar la habitación en búsqueda de algún indicio de porqué de repente todos piensan que lleva años cerrada.

A través de la ventana de la habitación gris puede verse el jardín, pero no hay rastro alguno del cuerpo de la mujer que vi aquella vez. Tampoco puedo ver rosas. El lugar del cuerpo no puede verse desde la habitación gris.

Frente a la ventana hay una vieja silla de madera.

Hay una mesada que junta polvo a mi costado izquierdo.

Los primeros destellos de luz penetran el vidrio de la ventana y reflejan mis ojos color gris. Todo luce igual a cuando me detenía a dejar los días pasar.

Mientras observo por la ventana, alcanzo a ver a alguien recorriendo el jardín: Es Rebecca.

Por la distancia no puedo ver su mirada, pero sí el movimiento de sus piernas, que es rápido e impreciso: debe estar cumpliendo el recado de la Sra. Marci.

Me detengo unos instantes a pensar si es una buena idea ir tras ella, y seguirla hasta el lago.

Me apresuro a salir por la puerta sigilosa, dándole dos vueltas a la cerradura con la llave.

De repente, una voz seca y lúgubre hace palpitar mis tímpanos:

- ¿A dónde crees que vas?

Es Claire.

Su mirada lúgubre se esparce por el aire y su aroma putrefacto me hace sentir mareada.

- Esta habitación ha permanecido cerrada por años, Gretel. No volveré a repetírtelo. Deja de asomarte por aquí. Es peligroso.

Quería decirle como tantas otras veces que nada de eso era cierto. Decirle que ella misma entró en esta habitación y que no es la única. Decirle que la Sra Marci también esconde una llave y como si eso fuera poco, que intenta deshacerse de ella.

Pero mis intentos por confrontar con Claire son imposibles. Desapareció entre las luces y sobras del pasillo demasiado pronto dejándome las palabras atragantadas en algún lugar de mi boca.

No estoy segura si su intención fue impedir que siga a Rebecca hasta el lago, o si simplemente ignora lo que está sucediendo con la segunda llave de la habitación gris.

Una sola cosa es cierta y es que no puedo confiar en nadie de esta casa. Ni siquiera en la Sra. Marci.

Bajo los escalones lo más rápido que puedo por las escaleras sin detenerme en los fastosos cuadros que cuelgan de la pared, hasta atravesar la puerta del jardín y salir de la casa.

Como si fuera natural en mí escabullirme, puedo ver a Rebecca delante de mí y solo puedo pensar en guardar la distancia suficiente para evitar ser descubierta persiguiendola.

Como si fuera natural en mí escabullirme, puedo ver a Rebecca delante de mí y solo puedo pensar en guardar la distancia suficiente para evitar ser descubierta persiguiendola

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