Las hojas marchitas del otoño se quiebran bajo mis zapatos y no hay nada que pueda hacer para que el sonido no penetre como un chuchillo en mis oídos.
¿El sonido alcanzará a Rebecca?
No lo creo.
Parece muy nerviosa mientras se dirige al lago con la llave de la habitación gris entre sus manos.
El bosque a nuestro alrededor es fúnebre.
La corteza que cubre los árboles se desprende con el viento y nadie parece percatarse.
Rebecca mueve su cabeza hacia atrás con frecuencia, pero la densidad de la maleza la aparta de mí.
Desde donde estoy puedo verla con sigilo desplazar la llave en el agua.
Sin corroborar que se hunda en las profundidades se encamina hacia la casa.
¿En qué piensa? ¿Y por qué la Sra. Marci quiere deshacerse de la llave?
- Nuestra cita no es hasta las 10 de la noche.
De repente oigo la voz de un hombre.
- ¿Qué haces aquí, Finn?
- ¿A quién sigues?
Me detengo a pensar si será conveniente contarle que además de mis problemas de memoria y audición, estoy investigando un asesinato cometido en mi jardín.
- Es complicado de explicar - exclamo mientras miro la tierra fría bajo mis pies.
- Tengo todo el tiempo del mundo – ríe
- ¿Me estás persiguiendo? - pregunto.
- No, ¿tu estás evadiendo mi pregunta?
- Ya para, Finn.
- Tu perfume me guio hasta aquí, es como las margaritas que crecen al lado del lago. Perfecto.
- No creo nada de lo que dices, ¿sabes?
- Pues entonces ven conmigo esta noche. Puedo contestar todas tus preguntas – ríe nuevamente.
- No lo sé, Finn. Debo regresar a casa antes de que...
Quiero explicarle que debo regresar a casa antes de que la Sra. Marci note mi ausencia. Que eso no puede pasar porque se supone que no se nada de la llave que abre la habitación gris. Que sospecho que algo verdaderamente extraño sucede dentro de la casa donde habito y que estoy intentando descifrarlo. Que algo me dice que no estoy tan equivocada como me hacen creer. Que una mujer ha muerto en mi jardín y desde entonces todo se ha vuelto increíblemente rebuscado.
Pero no es posible porque Finn sella inesperadamente sus labios contra los míos, sacándome el poco aire que alojan mis pulmones.
Quiero responderle que debo irme, pero vuelve a besarme con intensidad agarrando mis caderas y presionando su pecho contra el mío.
- Espera Finn
- Dejame besar tus labios un poco más
- No lo sé...
- Si no te gusta me detengo, ¿de acuerdo?
Y sin que pueda oponer más resistencia vuelve a mis labios, pero esta vez con mayor suavidad, metiendo su lengua poco a poco dentro de mi boca.
Se siente muy bien y no quiero que se detenga, aunque sí me incomoda un poco su cuerpo presionando tan cerca sobre mí.
Finn continúa besándome y desliza su boca en mi cuello besándome sin parar.
Puedo sentir su respiración entrecortada en mi piel.
Cuando baja a mi cuello una sensación de adrenalina recorre mi cuerpo.
Es una sensación extraña en mí, pero ya no soy yo misma.
Siento que en este preciso instante podría dejar que haga lo que quiera conmigo.
Finn detiene su boca como si estuviera escuchando mis pensamientos.
- Me cuesta controlarme contigo.
- Podría dejarte seguir – las palabras simplemente salen de mi boca sin que pueda detenerlas.
- No quiero que sientas que te estoy apurando.
Las palabras que salen de su boca me erizan la piel.
- ¿Lo dices porque soy virgen?
- No es eso Gretel.
- No, ¿Y entonces qué es?
- Que tu verdaderamente me importas.
La luz a través de sus ojos grises me hace sentir que todo a mi alrededor puede ser diferente.
Pero no lo es.
A unos varios metros de mí se adelanta Rebecca hacia la casa, esta vez con sus manos vacías, y aún no encuentro respuestas de porqué la Sra. Marci quiere deshacerse de su copia de la llave, mientras Claire la atesora bajo un trozo de madera a mitad de un pasillo.
- ¿En qué piensas?
Finn interrumpe mis pensamientos.
- No es una buena idea continuar aquí.
- ¿Es por lo de la calle Maynor, cierto? – Finn frunce el ceño esperando mis respuesta.
Me gustaría poder conectarlo todo y decirle que sí, que la dirección del centro de salud mental que Claire esconde junto con la llave se encuentra relacionado a que la Sra. Marci intente deshacerse de su copia, pero es todo tan confuso que es imposible atar todos los cabos juntos.
Ninguna palabra sale de mi boca.
- Conozco una persona que puede ayudarte. Su nombre es Kaleb. Va al Centro Maynor con frecuencia. Esta noche te contaré más sobre él.
Mis ojos grises se iluminan como si estuvieran hechos de purpurina. Por primera vez entre tantos interrogantes podría haber una respuesta.
La esperanza empuja a través de mi pecho.
Y así, sin decir nada, pero con una sonrisa dibujándose en mi rostro desaparezco entre los árboles del bosque, esperando encontrar su mirada esta noche más tarde otra vez.
Como si estuviera reteniendo los minutos con la palma de mis manos, mis piernas corren con gran velocidad hacia la casa.
Mis intentos por llegar antes de Rebecca son inútiles, y al abrir la puerta del jardín Claire se encuentra justo frente a mí.
Su mirada lúgubre penetra en el aire que se condensa hasta marchitar las flores a nuestro alrededor.
Se agacha hacia mí y con una voz débil y entre cortada me dice al oído:
-No creas que no se con quien te has visto esta mañana, Gretel.
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SI ME ENTIENDES ©
Misteri / ThrillerTodo cambia en la vida de Gretel cuando conoce a Finn, un misterioso joven que parece saber todo sobre ella.