Capítulo 3: Confusión

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Una parte de mí comienza a creer que me he vuelto loca. No puedo explicarlo.

Pronto se hará de noche y a juzgar por la dirección de las nubes, una tormenta se avecina. 

Me pregunto si la lluvia alcanzará al frío cuerpo del muerto en mi jardín, pero la respuesta es negativa: aquí no hay ningún cuerpo, sólo rosas.

El sonido del viento quiebra la corteza de los árboles.

¿Pudo alguien remover el cuerpo en los minutos que tardé en llegar aquí? 

Mi mente se sumerge a distintas hipótesis de lo ocurrido, buscando respuestas en la incertidumbre infinita.

Si en mi jardín había un muerto y ahora no está, ¿Quién se lo llevó? 

Estoy parada en el lugar exacto donde vi el cuerpo por última vez.

El aire que respiro se siente demasiado sólido en mis pulmones, y empiezo a respirar atareada. No tengo recuerdos de haberme sentido así jamás.

A mi alrededor solo hay árboles y el jardín de mi casa no parece ser el que siempre fue.

Giro mi cabeza hacia la casa, buscando con mi mirada la ventana de la habitación gris, el lugar donde vi el cuerpo por última vez. Para mi sorpresa, todo se vuelve más extraño: Mis ojos quedan perplejos de asombro al descubrir que la ventana de la habitación no da a este lugar del jardín.

 Para mi sorpresa, todo se vuelve más extraño: Mis ojos quedan perplejos de asombro al descubrir que la ventana de la habitación no da a este lugar del jardín

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