IV

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Astrid llamaba a Becca desesperadamente. 

Ella solo podía oír su voz a lo lejos. Se había quedado inconsciente después de que Randall la agrediera. 

Mientras abría los ojos pudo ver a Randy con la mano en su estómago. Salía mucha sangre de su camiseta blanca. Rebecca se levantó pudiendo distinguir al chico que golpeaba a Randall, era nada más y nada menos que Zayn. 

Su cabello negro estaba desatado, estaba sudando y su pecho subía y bajaba con rapidez. 

Trató de incorporarse, pero Astrid se lo impidió.

— ¡Becca! —exclamó con un grito de desesperación. —Dios mío, casi me matas de un susto.

— ¿Qué pasó? —preguntó algo boba.

— Ese estúpido pervertido casi te mata. —explicó fulminándole con la mirada.

— ¿Dónde estabas? Te estaba buscando en todo el lugar, casi me mato con una chica de mi clase.

— ¿En serio? ¿Le partiste su madre?

—No... ¿Por qué nunca me dijiste que esta fiesta era en su casa?

— ¡Ni siquiera lo sabía! Una chica de mi aula me lo comentó y acepté.

—Te dije que no quería que vinieras, sabía que algo ocurriría. —dijo Zayn con una voz autoritaria. —Vámonos de aquí.

— ¿Lo dejaremos aquí?

—Sí, ¿Qué importa? —comentó Astrid.

Los tres abandonaron el lugar disimuladamente y se montaron en el auto.

 Esta vez Becca se puso en el asiento del copiloto y Astrid en el asiento de atrás.

 Pudo observar las heridas de sus nudillos mientras conducía. Él había arriesgado su vida por ella sin apenas conocerla, quizá lo hubiese hecho con cualquier otra chica en peligro, pero ella sentía que era algo especial.

—Zayn, no podemos llevarla a su casa. Está demasiado tarde. —explicó.

—Supongo que debería quedarse en casa. —dijo él después de un silencio.

Ellos tenían razón. 

Eran como las una de la madrugada. No era prudente ir y tocarle la puerta a su madre después de casi haber sido asesinada por un psicópata obsesionado. 

Además, estaba demasiado cansada como para dar explicaciones.

 Luego de varios minutos llegaron a su casa. Entraron sin hacer mucho ruido. Astrid se fue al baño y Becca aprovechó para dar gracias.

—Gracias por haberme salvado—dijo Rebecca directo al grano.

Zayn la fulminó con la mirada y la observó en silencio total.

—Ten más cuidado la próxima vez, no siempre estaré ahí para hacerlo.

Rebecca se quedó en shock.

 ¿Cómo podía ser tan frio? Se supone que debió hacerlo sentir sensible, pero al parecer eso no funciona con todos los chicos.

 Zayn se fue hacia su habitación estrellando la puerta. 

Becca se quedó allí en silencio. Había sido una noche muy intensa, así que su mente estaba cargada con muchos pensamientos. 

Muchos flashbacks pasaban por su cabeza, podía recordar cuando su padre estaba vivo y eran una familia plenamente feliz.

 Astrid interrumpió sus pensamientos sentándose a su lado. Traía dos tazas llenas de chocolate y le brindó una.

—Gracias. —agradeció cabizbaja.

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