VI

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La cabeza de Rebecca estaba envuelta en un caos total. 

Lo de Randall, acompañado del extraño actuar de Zayn, la advertencia y posterior desaparición de Astrid y la disculpa sincera de Ashley la estaban volviendo loca.

 Los días habían pasado muy tensos y extraños. Ya todo se estaba tornando aburrido, otra vez. Era una noche de fin de semana y estaba en casa, solo leyendo y estudiando para un examen de química. 

Se encontraba en la sala de estar y su madre había salido temprano. Esa era otra cosa que la atormentaba; su madre había estado saliendo bastante en los últimos días. Era como si ya hubiese sanado su herida o algo así, todo lo contrario, a ella, que, a pesar de no tener tantas pesadillas, seguía teniendo el mismo vacío existencial. 

Mientras pensaba en cosas diversas, recordó sus pastillas, no las había tomado en el día, así que fue a su habitación para tomar una dosis doble. 

Dio un brinco al ver a Astrid sentada en el sofá de su habitación. Estaba muy hermosa. Traía el pelo suelto, además de un vestido bien ajustado y unos lindos tacones de plataforma.

—Por Dios, debes dejar de hacer eso—dijo Becca sujetando su pecho.

— ¿Hacer qué?

—Ya sabes, entrar a mi casa sin mi autorización. Podría llamar a la policía.

— ¡Sí claro! —exclamó con una linda sonrisa. —Mírate, te ves horrible.

—Bien, déjame entender, ¿te desapareces por casi dos semanas, sin ningún tipo de contacto conmigo y luego de eso entras por la ventana de mi habitación a esperar que yo llegue para asustarme y decirme lo horrible que me veo?

—Algo así.

— ¿Por qué desapareciste? Pensé que estabas enojada conmigo por nuestra última conversación. —dijo con cierta tristeza en su voz.

— ¿Qué? Pero si yo pensé lo mismo. Por eso no te visitaba, creí que no me querías ver. Ya no me buscabas ni me decías nada, esperaba una oportunidad para hablarte, pero tú tenías otros asuntos que no permitían que tú me vieras.

—No sé de qué asuntos estás hablando, en realidad no he estado tan ocupada estos días, pero bueno, eso no importa ahora, lo importante es que estamos juntas otra vez.

—Sí, tienes toda la razón. —afirmó.

— ¿Cómo está Zayn? —preguntó después de un pequeño silencio.

—Supongo que está bien—dijo encogida de hombros.

—La última vez que lo vi...—Becca se detuvo antes de decir lo que había pasado.

— ¿Te refieres a la vez que estaban en el techo?

— ¿Cómo lo sabes? ¿Él te lo dijo? —preguntó confundida.

— ¿Crees que Zayn me contaría algo que lo dejó ver como un chico sensible? No lo creo.

—Entonces, si él no te lo contó ni yo tampoco ¿cómo lo supiste?

—Becca, me entero de cosas a diario que tu ni siquiera tienes idea. Sabes que soy toda una chismosa—dijo con su característico tono pícaro.

Rebecca sonrió al escuchar sus palabras. Astrid era tan divertida. La había extrañado bastante durante los últimos días. 

Becca miró a través de su ventana. El cielo estaba hermoso, por eso le sugirió a Astrid que se sentaran en el techo a observar las estrellas. 

Astrid le había confesado que le aterrorizaban las alturas, pero aun así aceptó. Ambas chicas se quedaron hablando por bastante rato, riendo y pasándola bien como dos hermanas muy queridas. 

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