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Rebecca se quedó en shock, no por la noticia, porque obviamente ya lo sabía sino porque no lo recordaba. Se había olvidado por completo de Randy.

 Esa noche mientras salían de la fiesta, dejaron al chico tirado en el patio. Ella recordaba haberlo visto con la camiseta ensangrentada, pero nunca se imaginó que Zayn le hubiese propinado una puñalada.

 Su mente estaba en blanco, no podía ni hablar, todo era su culpa, hasta llegó a sentir pena del chico. 

En ese momento solo debía asegurarse de que nadie los había visto.

— ¿Ya saben quién lo hizo? —preguntó rápidamente sin pensarlo.

—Eh, no, en realidad no se sabe nada hasta el momento. —respondió un poco confundido.

— ¿Y cómo está? —inquirió para parecer más humana.

—No se sabe. Su diagnóstico es reservado, pero Ashley nos contó que no está nada bien. Al parecer su estómago está muy dañado.

—Vaya, eso sí que es una pena.

—Sí, el agresor se llevó su cartera, así que se cree que fue un robo. Eso debió ser fácil, porque el chico estaba muy borracho. —explicó con especulación.

—Y... ¿había cámaras de seguridad?

—Lamentablemente no. Al parecer esa era la única zona del patio donde no había.

— ¡Qué mala suerte! Me siento muy mal por él—dijo tratando de fingir aflicción.

—Sí. Es muy triste. Aunque nunca hemos compartimos de cerca, él es un compañero. — dijo con seriedad—Pero es muy raro.

— ¿Qué es raro?

—Que no te hayas dado cuenta de lo que le pasó. Sí estabas en la fiesta.

—Sí, pero me fui temprano, ¿recuerdas? Me fui a buscar a mi amiga y ambas salimos, allí esperamos a su novio y nos fuimos—explicó con nerviosismo tratando de sonar convincente.

—Ah, sí. Recuerdo perfectamente cuando fuiste a buscar a tu amiga. Le ibas a reclamar de por qué te había llevado a la fiesta de Ashley.

—Sí, lo recuerdas perfectamente—afirmó nerviosamente.

Becca salió disparada hacia su casa al oír el tono escandaloso del timbre. 

Eran las seis en punto y ya era hora de irse a casa. 

Debía llegar lo más rápido posible para no tener distracciones ni tener que hablar con nadie en el camino a casa. 

Tenía planeado ir donde Astrid después de llegar a su casa. Ella debía explicarle lo que había pasado.

 Caminó lo más rápido que pudo hasta que llegó a su casa. Abrió su casa y se encontró con una extraña sorpresa que la hizo morir del susto. Astrid descansaba plácidamente sobre el sofá de su casa.

— ¡Becca! Llegaste. —expresó Astrid abrazándola.

—Hola. —Dijo sorprendida— ¿Qué rayos haces aquí? ¿Cómo entraste?

—Me robé las llaves

— ¡¿Estás loca Astrid?!

—Cálmate tontita, solo bromeo. Tu madre me dejó entrar.

— ¿Mamá? ¿Cómo es eso posible? —preguntó confundida.

—Becca, ¿alguna vez te dijeron que haces muchas preguntas? Solo le dije que era una amiga tuya, ella iba a salir así que me dijo que te podía esperar aquí sentada.

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