Get off

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Naoya Zenin

¡Llegaste! —despertó repentinamente y se puso de pie. Su esposo había llegado, tarde. Hoy o más bien, ayer, fue un día importante, era su aniversario de bodas, pero Naoya no llegó— ¿Te sirvo algo de cenar?

¿Cenar? —la miró con disgusto— ¿Qué no ves la hora?

Lo siento querido, no tengo mi celular y me quede dormi-

Son las 3 de la mañana —interrumpió— quiero dormir, no cenar —ignoró su presencia y se dirigió a la escaleras—

¡Cariño, espera! —fue tras él a paso rápido tomándolo de su brazo— ¿n-no recuerdas que día fue ayer?

—alejó su brazo y suspiró— Por favor ______, no quiero jugar a las adivinanzas, vengo cansado, solo recoge y sube a dormir —empezó a subir las escaleras—

Fue nuestro aniversario —dijo desde abajo, Naoaya detuvo su andar—

¿Y? —volteo a verla con desinterés—

Llevamos 5 años de casados, te preparé una gran cena, con todo lo que a ti te gusta. Creí que sería una buena idea.

_______ —llevó su mano izquierda y apretó su tabique con dos dedos— Vengo cansado, ¿si? Recoge todo y sube a dormir, y mas vale que no te tardes.

Naoya subió las escaleras dejando sola a su esposa en la planta baja, hizo caso a la orden de su esposo y recogió todo en la mesa, le tomó 20 minutos terminar y subir a recostarse. Naoya estaba completamente dormido, se puso la pijama y se acostó en su lugar, volteo a ver a su esposo, acarició su mejilla con delicadeza y seguido de ello dejó caer unas cuantas lágrimas.

Solo una vez pudieron celebrar su aniversario, todas las demás veces Naoya lo olvidó y se negó a celebrar.

***

Tome toda la ropa de Naoya y la llevé al cuarto de lavado, separaba la ropa de color y la ropa blanca, revisaba que ninguna camisa llevara algún objeto, cuando noté que una de ellas tenía manchas de labial, obvio no eran manchas mías.

Fui a la habitación con la camisa, mis manos temblaban y mis lágrimas no paraban de salir, ni siquiera se a que iba sino lograría nada. Mientras Naoya se bañaba, su celular empezó a vibrar, lo tomé con miedo y vi de quien era la llamada, número desconocido era lo que se leía.

¿Bueno? —dije al responder la llamada—

Date prisa Naoya, llevo un buen rato esperando. Estoy en el hotel de siempre, no tardes —colgó la llamada—

Mire el teléfono una vez dejo de llamar, su celular se desbloqueó, empece a ver sus mensajes, habían cientos de números, mujeres diferentes. Fotos suyas con mujeres en la cama, en el baño...me sentía asqueada en este momento.

Lo escuché cerrar la llave de la ducha, por lo que dejé su teléfono sobre el buró y salí rápidamente del cuarto. Me encerré en el cuarto de lado, mi corazón latía muy rápido y el sudor de mi frente recorría mi rostro, sentía punzadas en el pecho cada que esas imágenes llegaban a mi mente.

Comencé a llorar tapando mi boca con mi mano izquierda para evitar que Naoya me escuchara, él salió de casa, sin despedirse. Salí de ahí y fui a nuestra habitación, el cuarto estaba inundado en perfume, su perfume favorito.

Fui al baño y cerré la puerta, dejé la tina comenzara a llenarse. Me mire al espejo, mirando cada imperfección de mi cuerpo y rostro, ¿qué me hacía falta?, ¿por qué mi esposo no podía amarme?

Estaba cansada, mi mente y corazón estaban cansados

Tome la navaja de afeitar de Naoya, entre a la tina una vez estaba casi llena, al principio se sintió mucho dolor, pero poco a poco desapareció...

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