Someone like you

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Nanami Kento

El lugar estaba repleto de soldados lastimados y heridos. No nos dábamos abasto con tanto herido, muchos de ellos tenían que esperar un largo rato para ser atendidos.

¡Auch! —se quejó uno de ellos— No hagas eso, me lastima —había tenido un roce con una bala en su brazo derecho—

Lo siento señor, pero por favor debe permanecer quieto, ya casi termino el vendaje —daba la última vuelta con la venda, lista para ser cerrada con un clip— lo ve, no era tan difícil.

¡Ayúdenme! —decía otra de las enfermeras, traía consiguió casi colgado a un hombre mucho más alto que ella y de cuerpo robusto–

¿Qué es lo que tiene? —me acerque a ambos para ayudarlos y poder recortarlo sobre las colchonetas—

Lo encontraron con una herida de bala en el hombro y golpes en el estómago —rompieron su playera para poder revisar la herida— Necesito que te hagas cargo de él, aún faltan hombres por atender en la casa 7.

Si señorita —empece a revisar la herida, al parecer había sido tratada pero debíamos limpiar para evitar alguna infección—

¿D-Dónde estoy? —él hombre de cabello rubio comenzó a despertar—

Tranquilo, le pido no se levante. Me llamo _______, soy la enfermera que lo atenderá. Mis compañeros lo encontraron herido, pero no se preocupe estará bien.

Logre sacar la bala —respondió en voz baja— y también cosí la herida —abrió los ojos por completo y la miró— ya estoy bien —intento sentarse—

No,no, por favor quédese quieto —al verlo a los ojos sintió algo de nervios, pero lo recostó nuevamente— necesita descansar.

En una guerra no se puede descansar, señorita...

***

¿Crees que termine pronto? —preguntaba la castaña quien fumaba un cigarillo mientras miraba por la ventana—

Deseo que sea así —se acercó a ella— ya han sido dos años y esto no termina, perdí la cuenta de cuántos herido he atendido hasta hoy.

Se escuchan rumores que los enemigos empiezan a rendirse, es obvio —dio una calada a su cigarro y soltó el humo— nuestra artillería es más pesada, tenemos más hombres y más poder, es una lastima que solo den su vida en vano.

Lo sé, pero es triste por todas esas familias que esperan con ansias la llegada de su padre, hermano, tío, sobrino, incluso abuelo.

Antes de poder responder, escucharon toquidos en la puerta. Shouko fue quien abrió la puerta topándose con el cartero y un ramo de flores.

¿Para? —dijo mientras tomaba el ramo—

Son para la señorita ______, el capitán Kento Nanami las envía —hizo una reverencia y se fue—

¿Para mi? —se acercó a la castaña— ¡ya recuerdo! Es el hombre que atendí hace unos días —Shouko le entregó las flores—

Tal vez este sea el año en que termines casada —soltó una risita—

Mira, tiene una nota —tomó la nota y comenzó a leer: "Agradezco tu ayuda, eres una mujer hermosa"— No esperaba un detalle así.

Pues al parecer lo dejaste flechado, aprovecha —palmeó su hombro—

No, ya escuchaste. Ese hombre es capitán de alguna tropa, sabes que no estoy a favor de la guerra —arrojó las flores al cesto de basura— olvidemos que esto pasó, ¿de acuerdo?

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