Capítulo 7: El artefacto 2/2

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23/02/2022

— *¿Ya lograste ubicarte?* - la escuché preguntar desde otro lado de la línea.

Acerqué un poco más el teléfono a mi oído y contesté — si, aunque creo que tengo un problema - le anticipé después de verificar que a la puerta principal de lo que había sido una fábrica, que ahora estaba cerrada por unas cadenas entrelazadas en las manijas - esto está completamente cerrado.

Por un momento pensé en dispararle o algo por el estilo, pero al encontrarme en un vecindario bastante transcurrido y de día, llamaría mucho la atención.

— *¿Y no ves alguna otra forma de entrar?* - me alejé de la entrada para poder ver mejor la fachada del edificio, observé como en la esquina izquierda en la parte inferior sobresalía algo cuadro, que parecía ser de color gris o ¿Negro? No se, no lograba identificarlo del todo bien.

Me acerque a revisar y note que aquel objetó no identificado en realidad era una rejilla o compuerta de los conductos de aire que estaba medio abierto como si alguien anteriormente ya lo hubiera utilizado para entrar — Creo que ya encontré mi entrada - sonreí y encendí la linterna del mismo teléfono - oye, antes de que cuelgue, necesito que me recuerdes que es lo que estoy buscando.

— *Se supone que estás buscando un objeto redondo, en forma de pelota de béisbol, de color negro con rayas moradas que brillan* - me explicó tratando de ser lo explícita posible.

— Muy bien, me tengo que ir. Después te llamo.

—  *Ok, ten mucho cuidado ¿Si?* - me pidió con un tono de preocupación.

Abrí la boca para decirle algo pero inmediatamente la cerre — Estaré bien, no te preocupes - contesté con la misma confianza de siempre para poder transmitirle algo de tranquilidad.

-— *Bien, mucha suerte* - fue lo último que me dijo antes de colgar.

A pesar de ya haber finalizado la llamada me quede ahí, observando en silencio por unos segundos la pixelada pantalla del teléfono.

Torcí mi labio, lo apagué y guarde en mi mochila para regresar mi mirada a la rejilla del conducto. Me agaché y la retiré sin mucho esfuerzo. La oscuridad era lo único que se veía más allá y un escalofrío recorrió mi espalda.

Odió estas cosas.

Dudé en si hacerlo o no y traté de encontrar alguna otra forma de entrar que no involucrara pasar por un espacio tan reducido, pero no tenía otra opción si es que no quería alertar a medio vecindario.

Cerre los ojos y tome aire. Me baje la mochila para colocarla en el suelo, saque todo lo de utilidad que sabía que me podría servir, guarde las cosas por debajo de mi ropa en lugares específicos dónde sabía que no se notaria por fuera y encendí la linterna normal.

Moví mi máscara hacia la parte de atrás de mi cabeza sostenida un tirante alrededor de mi frente. Puse la linterna en mi boca y la mordí para sostenerla con la finalidad de poder tener las manos libres. Mire hacia los lados y antes de que me arrepintiera me adentré en el conducto.

La oscuridad casi ni se notaba gracias a la luz de la linterna, pero el poco espacio era lo que realmente me incomodaba. Sentía la cabeza y la espalda rozar con el techo mientras que sentía los brazos ser presionados por las paredes de metal, cosa que empezaba a desesperarme.

Me quité la linterna de la boca y antes que me diera una ataque de crisis avancé tratando de ignorar las telarañas que chocaban con mi rostro.

Mi respiración se acelero igual que mis movimientos provocando que me mueva de manera brusca y por ende, ruidosa por los conductos.

Una rosa marchitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora