Lena regresa a su hogar, Ciudad Nacional, después de una apuesta con su mejor amiga, enfrentando en el proceso crisis existenciales. Durante su estancia, conoce a Kara, una joven con un pasado difícil. A través de su relación, Lena descubre el viaje...
Lena sonrió ampliamente al ver a Kara cargar a uno de sus sobrinos en brazos, imaginando cómo sería su futuro hijo juntos y el brillo que habría en los ojos de Kara al sostener a su hijo. Se acercó a ella y la besó en la mejilla antes de susurrar en su oído. "El día en que sostengas a nuestro hijo, mi felicidad será eterna".
En ese momento, entraron Lionel, su esposa Lillian y Lana, quien después de todos los acontecimientos, se había quedado en la mansión con su bebé y, ocasionalmente, con Liam, que a menudo buscaba la compañía de Eve tras su viaje. Eve se encargaba ahora de asegurarse de que cada aspecto de su vida fuera óptimo para no perjudicar a su hijo o a su imagen, algo que enorgullecía a la familia Luthor.
Lana había sido visitada por su familia, quienes estaban realmente preocupados por ella, y después de una larga discusión, a regañadientes, aceptaron que se quedara. Por supuesto, advirtieron que si algo le sucedía a la joven, pagarían un alto precio con lo que más amaban.
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Lex estaba consciente de sus responsabilidades y consecuencias, pero era imposible que se acercara al comienzo, ya que Lillian y Lionel habían aumentado la seguridad de manera que ni siquiera podía acercarse a la acera. No lo querían cerca después de poner a toda la familia en una situación tan desafortunada.
Durante meses, Lex fue privado de ver a sus hijos, aunque buscaba formas de hacerlo sin arriesgarse. Intentó comunicarse con Lana, pero ella solo respondió con el divorcio, sin exigir nada que no le correspondiera legalmente. Alexander se negó a aceptarlo, no quería perderla y, a pesar de la presión de sus padres, se negó, asegurando que todavía la amaba y no se rendiría.
X: Todo se realizo como ordenó, señor.
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Lionel: Bien, retírate.
Para castigarlo, Lionel le arrebató propiedades, lujos, excesos e incluso su trabajo, y tuvo que vivir en un departamento de bajo presupuesto y trabajar en un restaurante como mesero para sobrevivir. Tuvo que vender su ropa, zapatos y joyas en invierno para poder subsistir. Eve fue la única que lo escuchó cuando regresó.
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