ALGUNA VEZ EL AVIADOR Y EL PRINCIPITO

XIII

Observé el cielo por un tiempo prolongado, como si mi vida pendiera de las pocas horas que me quedaban.

-¿Por qué sigues allí? ¡Continua buscando!- dijo la víbora quien tomaba recuerdo por recuerdo desesperadamente.- Baje la mirada y suspiré con resignación.

-Pero cada vez que busco en los recuerdos, solo me sumerjo más profundo en ellos y es mas difícil salir y ser consiente de mi misma...- observe las palmas de mis manos.

-¡No interesa! Te despertare, solo ven aquí y apresúrate.- mis pies no se movían en lo absoluto, ¿Mi cuerpo ya no me respondía? ¿O era yo misma que había apagado mis motivaciones?

-Sabes, por alguna razón, estar en esta cúpula me hace sentir intranquila, porque las paredes están oscuras y el techo es la única forma de ver el exterior- mire hacia arriba.

-¿De que rayos hablas?- dijo con una voz dura.- ¡Ven aquí y...!

-Antes no era de esta forma.- me recosté en el suelo y coloque los brazos sobre mi pecho, viendo las nubes pasar.- Cuando las cosas no estaban tan mal, este lugar era completamente cristalino, no estaba esa niebla tan densa en la que buscas sin oportunidad alguna.

-Cállate- refutó molesto- no puedo acabar así, no de esta forma.- solté una pequeña risa.

-Si incluso la gran víbora, conquistadora de estrellas y asteroides está asustada, significa que está situación no es nada favorable.

-No estás para nada atemorizada por lo que ocurre- se giró con rostro serio.- ¿Significa que ya te has rendido?

-Rendirme... no lo se- levanté mis brazos.- Quizás rendirse es mas favorable que prolongar tanto sufrimiento.

-Eso suena patético- continuo buscando.- ¿De qué sirve lamentarse sin haber peleado primero?

-Pelear... si, puede que tengas razón... soy realmente un desastre- sonreí con amargura.- Lo que me aterra en realidad, es como los demás van a reaccionar... Dime Víbora, tu te llevaste a mi Principito, la única persona que me daba calma en mente ¿De verdad crees que hay oportunidad de salir de aquí?- le mire a los ojos- Tantas cosas han pasado, que ya no puedo tolerarlo más ¿No sería mejor solo... ir en automático? Quizás de esa manera no duela tanto...y solamente quedarme aquí, viendo este cielo, sin nadie mas a mi alrededor...

-No puedo dejarte aquí, me niego rotundamente a que dejes de vivir...- continuo escarbando detenidamente.

-¿Por que te molestas en querer salvarme?- no respondió- nos conocemos desde hace poco, además de que me arrebataste a mi Príncipito, la noción de paz que estaba en mi interior, así que dime ¿Es alguna especie de tortura o algo parecido?- siguió sin responder...- O quizás solo, soy yo atormentándome para castigarme por todo lo que he hecho mal...

-Cuando yo llego a un planeta... lo que toco, se vuelve en sombras, penumbra y oscuridad.- detuvo su búsqueda- no solo ocurre con los planetas y las estrellas, sino con criaturas, seres vivientes, como ustedes los seres humanos.- Parecía ensimismado en su memoria.- Destruyo lo que toco, por lo que nunca en mi vida he tenido contacto mas allá de la muerte. Por eso me aleje de todo y me fui a un planeta lejano, donde solo hay frio y polvo espacial, donde abunda lo inherte.- me senté y le observe con detenimiento.- Pero por alguna razón... un día, algo me llamó, gritaba mi nombre con desesperación, por eso decidí ir en busca de ello y te encontré a ti.- se giro y me miro a los ojos.- Por primera vez vi a alguien que me llamaba con anhelo. Así que cuando nos conocimos yo... no pude dejar de sentirme tranquila al ver que, no desfallecías con mi presencia.- admitió con tristeza en su rostro.- Pero luego me entere de que tu ya...