VII

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-¿Que? Pero si es sábado... la idea es relajarse y divertirse.- dijo enojada.- Además es una película con muy buenas críticas, se que te va a encantar...

-Sabes que no puedo... me falta terminar la presentación así que- bostece...- me tomaré el fin de semana para eso, no te preocupes, disfruta con tus amigos.

-¿La presentación...? Pero dijimos que la haríamos juntos el lunes...

-No puedo perder tiempo de estudio, prefiero acabar con eso de una vez.

-¿Qué? ¿Entonces no te molesta que vaya yo sola con nuestros amigos?.

-Si, no importa, haz lo que tú quieras- se escucharon unos sonidos extraños en el teléfono, como si cubriera el micrófono.

-Bien, eso haré. -¿Colgó? Suspiré y me recosté en la cama.

-Lo lamento - dije al aire- solo cinco minutos...

-Vaya que tienes la mente de un adulto, un contador diría yo...

-¿De qué hablas? No bromees por favor- lo empuje con suavidad.

-¿Quien cambia una salida con sus amigos por un simple trabajo que se entrega a mediados de semana? Podrías hacerlo después.

-No es un simple trabajo Principito... Es el proyecto de mi vida- admití. Ambos caminábamos sobre un enorme desierto.- He puesto mucho esfuerzo en esto... Además, la presentación de este miércoles no es ante cualquier persona. Es ante el Rey de la academia.

-¿Rey? ¿La academia tiene uno?

-Por supuesto, ¿Quién crees que la dirige? Nada más y nada menos que un hombre despiadado... el fundador de la academia Werth. Es muy difícil razonar con él. Es testarudo, imposible de convencer y creo que odia a los niños.

-Un Rey no lo es si no tiene nada ni a nadie que dirigir- sonrió.

-¿A qué te refieres?

-¿No sé supone que una academia es para niños y jóvenes?

-Pues si...

-Los adultos siempre ponen reglas pero olvidan para quienes son. A pesar de que alguna vez fueron niños, lo han olvidado y hacen que las cosas funcionen a su manera. Prohíben lo nuevo y censuran el cambio por temor a hacer algo que ellos creían imposible.

-Temor- Unos golpes se escucharon de fondo- ¿Qué es eso...? El Principito sonrió.

-No actúes como adulto, aunque te conviertas pronto en uno, dentro de ti habita el alma de un niño...

-¿Principito?- había desaparecido con una ventisca de arena. Estaba sola ¿Qué se suponía que debía hacer?

-Buenos días- dijo una flor, una muy pequeña de tres pétalos.

-Buenos días- contesté muy sorprendida.- Disculpa ¿Has visto a un niño?

-¿Un niño? Creo que existen unos cuántos como tú, pero han disminuido y se han convertido todos en hombres y mujeres.

- ¿Hombres y mujeres? ¿Te refieres a adultos?

-Hace muchos años los vi, pero ya no se dónde están, el viento se los lleva porque no tienen raíces que echar.- Otra vez se escucharon los golpes.

-¿Qué es eso?- volví a preguntar.

-Adiós, se despidió.

-¿Adiós? ¿Qué?- Me incorporé y miré a mi puerta.

-¿Por qué no estás lista? ¿Te quedaste dormida?- preguntó mi tío en la mitad de la puerta. Entonces era él golpeando la puerta, espera...

-¿Lista para qué?

ALGUNA VEZ EL AVIADOR Y EL PRINCIPITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora