IX

5 0 0
                                    

Desde entonces me dirigía a esa casa unos minutos para hablar con aquella mujer. Le había colocado el apodo de Botánica, porque ese parecía ser su hobby más entretenido y lo hacía muy bien. Además era una persona que tomaba mucho tiempo de su día alimentando y arreglando sus plantas y flores, era simplemente maravilloso. Solo iba los días en que me había mencionado la ocasión anterior, parecía que el doctor no estaba por allí, así que me acercaba, le llevaba alguna de las galletas que hacía mi tía, ya que parecía que le gustaban muchísimo, y hablábamos de cosas banales. Me hacía sentir mucho mejor. En algunas ocasiones llegaba a preguntarle cosas de importancia, como si era correcto hablar o sentirme de cierta forma y ella como podía me aconsejaba desde su experiencia, se disculpa a conmigo cuando parecía no tener una respuesta, pero yo diría que una Botánica como ella era más agradable que cualquier doctor al que pudiera visitar.

En cualquier caso ya había pasado poco más de una semana, pero en la academia todo parece haberse complicado. Después de aquel incidente en el que me desmayé, mi Orquídea parece alejarse cada vez más. No había discutido con el sobre mis asuntos personales, no podía hacerlo aún, pero si estaba en mis planes, pero tenía que pensar en como arriesgarme. Quería preguntarle al Zorro, pero él también parecía enojado, así que tendría que realizar otro plan para disculparme con el también. A la única que tenía era a mi firme y adorada Rosa quien sin importar que me apreciaba muchísimo y eso me alegraba. Pero aún así me cuestionaba sobre contarle lo de mi mamá, ese sería un golpe bastante fuerte, debía ser precavida.

Iba caminando para la academia cuando de pronto sentí que alguien tocó mi hombro.

-Disculpa... ¿Tu eres de la academia Werth no es así? Lo digo por el uniforme...- voltee a ver y era un muchacho alto, más o menos como el Zorro, de cabellos dorados y rizados, piel blanca y sonrojada y sus ojos... eran ojos azules. ¿Qué estaba viendo? Esto no es posible, ¿estoy soñando? Frote mis ojos y le volví a verle de cerca.- ¿Pasa algo?- espabile y me aleje rápidamente.

-¡Oh, no, no...! Es solo que... me recuerdas a alguien... disculpa te confundí.- negué rápidamente con la cabeza, si, era imposible que él estuviera aquí, en la vida real... sonreí y negué en mi interior.

-Ya... bueno parece que si acertaste- me sonrió- ¿Me podrías ayudar a encontrar la oficina del coordinador? Tengo una prueba de admisión.

-Oh ya veo, si, si, claro, no te preocupes, sígueme.- ¿Que quería decir con que acerté? Me estoy confundiendo muchísimo. No pienses en eso... él es una persona real. No pienses en eso...

-Gracias- volvió a sonreír con amabilidad y me siguió de cerca.- La verdad es que me daba miedo preguntarle a otra persona.

-No pareces alguien tímido. De hecho te ves como alguien muy popular- admití.

-Te lo agradezco, pero realmente no es así. Generalmente como cambio tanto de colegio me ha costado últimamente hacer amigos, es difícil cuando debes volver a construir lazos que no durarán mucho...

-Ya veo, debe ser difícil cambiar de espacio cada vez... pero espero que puedas encontrar buenos amigos aquí, no importa si no dura mucho, mientras disfrutes con ellos todo lo que puedas- recordé las palabras de la Botánica. Atravesamos la puerta de la academia y sus ojos se agrandaron.

-¿Esto es...? ¿Una academia?- su sonrisa era más amplia- es asombroso...- observó los grafitis y los lienzos de obras de arte colgados en las paredes, en verdad si creaban una atmósfera agradable.

-Así es, bienvenido a la academia Wer...- me miro muy contento. Verlo de frente en verdad me cuestionaba sobre si era el Principito o no. Cómo el pasillo tenía fragmentos de cristal y CD's pegados al rededor de las obras, la luz del sol se reflejaba de forma mágica sobre el lugar y el de veía justo como en mis sueños. Aunque mi Principito era más pequeño e irreal. Aquí en ese momento es como si hubiera salido a buscarme. Estoy soñando, me pellizque con disimulo. No parece que sea así.

ALGUNA VEZ EL AVIADOR Y EL PRINCIPITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora