Frágil...
Acurrucado en la alfombra de tus aposentos, toda la noche.
Cada segundo más doloroso que el anterior.
Una larga, larga noche.No podías dejar que pasara, no podías dejar que pasara.
Demasiadas veces tu fuerza de voluntad era lo único que te separaba de la ruina.
Tenías que mantenerte firme, mantener la distancia. Aunque tu pobre corazón estuviera sangrando. Ahora que le habías dado a probar esa cálida sensación, ansiaba más y más. Tanto que dolía, tanto que te dejaba sin aliento. Pero eso era lo único que no podías darle.-No puedo... no volveré a verle- susurraste entre lágrimas. ¿Cuánto hacía que no te dabas el lujo de llorar?
Ya ni siquiera le recordabas.
Un bulto negro de dolor agudo creció en tu pecho y se comió todo tu calor.
Deberías haber hecho caso a la advertencia que te había hecho tu intelecto superior, nada podía merecer tanto sufrimiento.Todo te resultaba indiferente.
Caminabas por los pasillos del castillo, sombra entre sombras.
Nadie parecía preocuparse por ti.
Desde luego, no a Dumbledore, que tanto exigía y tan poco daba a cambio. Ni a tus compañeros, con los que habías pasado toda tu vida. Habías conseguido ganarte su respeto, pero desde luego no su amistad. Cosas como el afecto, la empatía, el consuelo... no se contemplaban en tu vacía relación.Claro que no podías esperar nada de tus compañeros Mortífagos.
Sanguijuelas hambrientas de poder dispuestas a saltar a su garganta y ocupar su lugar a los pies de su amo. Si el Señor Tenebroso te hubiera invocado no tendría mucho que investigar, ahora no eras más que un cascarón vacío, mientras los escudos de oclumancia aguantaran...."¡Y si caían, al menos terminaría esta atroz agonía!"
¿Qué sentido tenía resistirse? ¿Qué sentido tenía intentar salvar un mundo que era tan cruel como para arrebatarte lo único que tu corazón había anhelado?
¿Por un compromiso contraído cuando estabas demasiado abrumado por el dolor y la culpa como para aceptar cualquier cosa que pudiera darte una ilusión de expiación?.Envuelto en tus largas túnicas, negras como tu alma, dejaste marchitar tu corazón, intrépido luchado que no se rendiría ante el desamor.
Mil y mil veces maldeciste el capricho que te había hecho ceder, que te había hecho vulnerable.Dumbledore se fue y te quedaste aún más solo.
Umbridge se había apoderado del colegio y el director parecía decidido a permitirte cometer cualquier atrocidad para evitar intervenir.
Tu confianza en su juicio vacilaba, pero no podías permitirte dudar, habías invertido demasiado en él. Él representaba tu rehabilitación, si su proyecto tenía éxito todo encajaría, toda culpa se borraría con el éxito y entonces... tal vez.
Pero no podías desprenderte de la esperanza, tu vida era sólo soledad y dolor, nada más que eso.Y todo el gran diseño de Dumbledore se basaba en un niño pequeño, caprichoso e incontrolable, un tonto que había causado su perdición.
Ahora Dumbledore se había ido y aquel tonto de Potter seguía regodeándose, inconsciente del mal que había causado y sin castigo, entre los muros de aquel castillo que una vez fue tu hogar y ahora sólo era un crisol de iniquidad y dolor.Todo era oscuridad y odio a tu alrededor, pero no para el preciado elegido. Inmune a su propio veneno, Potter parecía prosperar en el caos, rodeado de sus amigos, feliz.
Tú lo habías perdido todo, abandonado incluso por tu mentor, nadie se interponía entre tú y la ruina. Y seguías siendo tan frágil.Era una noche de luna llena, cuando la marca comenzó a arder.
-Mi Señor- El tirano a cuyos pies te arrodillaste estaba furioso. ¿Qué pasaba con sus caprichos?
-¿Por qué tardas tanto, Severus?- A sus pies, la serpiente se deslizaba siseando. Escalofríos recorrieron su espina dorsal. "¡Bestia inmunda!"
-Es un asunto delicado, mi señor, llegar al complejo de Potter es.... complejo- El monstruo no parecía satisfecho, su aura negra era aterradora, peligrosa.
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Black soul
Fanfiction¿Qué pasa a puerta cerrada? Cuando las luces se apagan y sólo queda la soledad como espectador silencioso e indefenso. Dos almas solitarias, dos hombres unidos por un sentimiento indisoluble. Dos vidas pasadas en expiación. Dos almas que, por un mom...