Capítulo 10

379 24 2
                                    

Y habían pasado dos años. Dos años sin él, sin un espejo en sus ojos de plata, sin el sonido de su risa, dos años sin amor, sin alegría, sin esperanza.

Sin embargo, los demás persistían en creer.

En creer en aquel niño, demasiado joven, que ahora estaba a punto de enfrentarse a su triste destino. Y sólo tú tenías la llave.

Casi deseaste haber fracasado en la misión que te había encomendado tu mentor, porque tu éxito habría marcado su joven vida de una forma que parecía tan cruel.
Sin embargo, una vez más no tenías elección. ¿Salvar una vida o salvar miles?.

-Déjeme buscar al chico yo mismo, mi señor- Tenías que encontrar a Potter. Posiblemente sin que toda la escuela se interpusiera entre ustedes. Todo dependía de ello, habías consagrado tu vida entera a esta misión e ibas a fracasar.

"¡Lo estoy intentando Albus!".

Sólo una débil esperanza. Una última y miserable oportunidad.

-La varita se me resiste Severus- La voz del monstruo llegó seca a tus oídos. No tenías tiempo para su ego, para sus tonterías.
-Su lealtad está puesta en ti- Tranquilizarlo era la única salida, pero empezabas a darte cuenta, no sobrevivirías.
Tu vida estaba destinada a terminar allí, entre los tablones destrozados de la choza de los gritos.

Habrías fracasado.

Y tu fracaso habría condenado a todos, a todo el mundo mágico.
Nagini mata!~ Entonces habría sido así, ni siquiera la misericordia de un final rápido.
El veneno del reptil se esparció por ti, dejándote agonizando en el suelo.
Habías fallado, todo estaba perdido. "Lo siento, Albus, no tengo más tiempo".

Entonces, como un espejismo, la esperanza se vengó.

-Profesor...- Potter, de todas las personas estaba a tu lado, pero se te acababa el tiempo, ya no podías decirle nada, mucho menos convencerlo de la autenticidad de tus palabras.
Entonces se lo demostrarías, no tenías otra forma.

Infundiste las últimas lágrimas con todo el poder de tus recuerdos, el chico lo sabría todo, le dejarías ver tu alma, quizás entonces se convencería.
-¡Tómalo!- No tenías nada más que dar, todo estaba en manos de ese chico, tan joven, ya condenado.

-Mírame Potter... Tú... Tienes los ojos de tu madre- Todos te lo habían dicho desde que ella había fallecido, pero no había significado nada para ti.
Hasta ese instante.
Hasta el momento en que tuviste que despedirte de la vida.
Y lo hiciste mirándola a los ojos. Los de tu Lily, que ahora pertenecían a su hijo.

"Perdóname Lily, le protegí todo lo que pude, pero no tengo elección, ninguno de nosotros la tiene, ni siquiera tu hijo".

Mientras el niño pequeño se enfrentaba a su destino, salvando el mundo mágico y perdiéndose a sí mismo, tú te rendías lentamente a tu destino, sin gloria, sin triunfos para ti, sólo la tristeza de una muerte solitaria.
No es que hubiera querido otra cosa, por fin el ansiado descanso estaba a un paso, sólo tenías que dejarte llevar. Habías cumplido tu tarea, ya no te quedaba nada que te atara a esta vida, sólo un pesar.

"Si tan sólo hubiera tenido el valor de hablar, aquel día, de confesarle..." y la oscuridad cayó sobre tus ojos.

Y entonces se hizo la luz, en todas partes y en ninguna.

¿Qué lugar era ése? Nada vagamente familiar ni siquiera reconocible a la vista, era más bien un no-lugar, algo que la mente no podía concebir.
¿Qué hacer ahora? No es que hubiera esperado que el perro estuviera allí para usted, ¡ojo!

-Severus...- Sus hermosos ojos de plata pura brillaban con algo que sólo podía describirse como alegría.
-Estás aquí- El shock te había quitado las palabras, pero qué hermoso era volver a reflejarse en esa mirada. -Llegas tarde perro-.
-Lo siento, tenía que hacer algo por Harry- Se había justificado. -Pero no podía renunciar a estar aquí por ti, Severus- Había continuado, tendiéndote la mano.
Tú la miraste inseguro, ¿podrías haberla tocado? ¿O habría sido como tocar a un fantasma?.

No te importaba, él estaba ahí para ti, estaban juntos de nuevo y te importaba un bledo si los dos estaban muertos, si su vida había terminado.
El viaje que habrían hecho juntos se había acabado antes de empezar, pero tuvieron ese momento, y sería eterno.
-Por si sirve de algo... ya estamos muertos- Sirius te miró, con un destello malvado en la mirada.

-La muerte es sólo un pasaje, el viaje aún es largo y, por este tramo, no estarás solo, si me quieres a tu lado- Extendió su mano hacia ti.

Esa forma despreocupada e irreverente de lanzarse a las cosas, como si todo fuera una aventura, siempre la habías envidiado y, tal vez, ahora que ya no tenías literalmente nada que perder, podrías incluso soltar un poco el freno, con moderación, al fin y al cabo, seguías siendo tú mismo, pensaste, precediéndole por el camino.

Black soulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora