Capítulo 27

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EL MISTERIOSO REGALO

Juan entendió que Santiago necesitaba hablar con él en ese momento, por tanto, le agradece y se van a la azotea para charlar.

Estando en el mismo ambiente silencioso, sin personas alrededor y con vista al paisaje del ambiente, se encontraban allí en la azotea para discutir sobre lo sucedido hace unos minutos.

Santiago le cuenta que ocurría con Valeria en ese entonces, en el pasillo, cuando fue a buscar las hojas para el examen.

— ¿Así que ella te busco para disculparse?

— No lo sé, es extraño de verdad.

— Reconozco cuando una chica pide disculpas, normalmente ni una chica es capaz de pedir disculpas.

— Si, pero no sé si fue algo sincero o quizás fue un intento de manipularme.

— Posiblemente, he tenido experiencias con muchas chicas así.

— Pero debo reconocer, que parecía que estuviera mal. Estaba llorando y su voz se escuchaba angustiada. Debe ser porque la van a expulsar de la escuela, no se... quizás me equivoque.

— Es normal que las chicas busquen a los chicos en momentos de necesidad. Posiblemente necesite dinero, o quiera volver jugar contigo como un juguete.

— Tal vez.

En el aeropuerto internacional de la ciudad, se encontraba toda la familia de Valeria movilizándose con sus equipajes para tomar el primer vuelo a Colombia.

Valeria quien llevaba puesto un abrigo para el frío y llevaba su maleta, su madre le dice antes de cruzar la línea amarilla.

— Vamos a regresar a casa, hija. No quiero que nunca vuelvas a hacer las mismas tonterías que aquí.

Tras decir esto, ella le toma de mano sujetándola para llevarla adentro del aeropuerto.

Valeria aún se veía deprimida, decepcionada de su vida y arrepentida por el daño que había causado.

No dejaba de pensar en la desgracia por la que pasó la única persona que más la amaba y quería con tanto cariño.

Cuando su mamá estaba pagando los boletos de avión, estaba al lado de su padre quien estaba atendiendo unos negocios en su Smartphone y estaba al tanto de lo que había hecho.

— Papi.

— Dime.

— ¿Estaremos bien allá?

— Lo sabremos al estar allá.

— No sabes cuánto lo siento.

— ¿Lo dices porque volviste con ese chico que tu madre no le caía bien?

— Hubo alguien más. Intenté disculparme y... no me perdonó.

— No me digas, es Santiago.

Ella asintió con la cabeza.

— Debí suponerlo, de todos los chicos que han estado en tu vida, jamás hubo alguien como él.

— Le fallé, papá, al igual que a mis amigos y a ustedes.

— Solo no lo vuelvas a repetir, te prometo que esta vez no volverá a ocurrir.

Tras conversar, apareció la mamá de Valeria con los boletos en la mano, estaban listos para viajar en el siguiente avión.

— Ya tengo los boletos. Es hora de irnos.

Luego de decir esto, ellos se dirigieron al pasillo para montarse en el avión que iría rumbo a Colombia.

Friends At School: Una Declaración No CorrespondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora