Capítulo 17

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UN REENCUENTRO INESPERADO

El clima estaba lluvioso al salir de clases, era de esperar que a Valeria la llamase su madre para hacer unas compras en la farmacia.

― ¿Qué tiene ahora el bebé? ― preguntaba mientras atendía la llamada.

― Tiene gripe y está expulsando muchas flemas. Cómprale un jarabe y unos dulces cuando llegues.

― Mamá, el clima se ve muy lluvioso.

― Apresúrate, no llegues a la casa sin nada.

Valeria colgó su Smartphone y fue directo a la farmacia más cercana.

Santiago iba saliendo con los amigos de Valeria, Jeremy, Snack y Carlos quienes le estaban recomendando páginas con contenido para adultos para que pudiera visitarlas.

― Mira estas páginas, Santiago. Apuesto a que te gustarán mucho.

― Sí, hay toda clase de chicas.

― ¡Uy sí! Y son de las gritan cuando la están penetrando.

― ¿Y cómo se llama la página?

― Te enviaré el enlace.

― Aprovéchalo, así lograras tener tu primera noche con una chica.

Al ver que Valeria estaba saliendo sola, aprovechó la oportunidad de dejar al grupo y seguirla adonde fuera.

― Chicos, disculpen. Debo retirarme. Los veré luego.

El tiempo fue empeorando cada vez más, el cielo estaba cubierto en oscuridad y había cada vez más fuertes ráfagas de viento y truenos.

Valeria había estado en el local consiguiendo un jarabe para su sobrino que tenía un año de nacido.

Es más, hasta le compró unas paletas con caramelos, ella al tener todo esto se va al cajero a pagar los productos.

En la farmacia, se pueden oír los truenos y el viento agitado, esto hace que Valeria se desespere cada vez más.

― ¿Podría darse prisa? Debo estar en casa lo antes posible ― le dijo al cajero.

Mientras esperaba a que el cajero terminara de escanear los productos, detrás de ella venía un chico que traía dos helados de chocolate en vasos desechables.

― ¡Hola, Valeria!

― ¿Eh? ¿Santiago? ¿Qué... haces aquí? ― reaccionó mientras volteaba a verlo.

― Nada, te vi entrar aquí y decidí hacerlo también. Mira compré dos helados.

― Súper ― dijo y volteó hacia el cajero.

― Este... uno es para ti.

― Qué amable.

― Solo debes pagar y esperar a que también pague.

― No creo comerme eso, hay un tiempo de lluvia y estoy muy apresurada por llegar a casa.

― ¡Oh! Si quieres te acompaño a casa.

― ¿A mí? ¡No inventes! Deberías ir tú a casa que queda más lejos.

― Pero no me dará tiempo de llegar.

En eso, el cajero le dice el precio de los productos y ella paga, luego toma las bolsas.

― Lo siento, Santiago debo llegar a casa.

― Espera...

Él se apresuró en pagar los helados al mismo tiempo que ella salió de la farmacia apresuradamente.

Friends At School: Una Declaración No CorrespondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora