Capítulo 14: No soy tu enemigo
George estaba tenso sentado a la derecha de Fred, Lee estaba sentado frente suyo igual de tenso que George, junto a Lee estaba Ron y a la derecha de George estaba Mark Evans, Mark era pelirrojo como los Weasley pero no con su cabello rojo fuego si no mas bien con un rojo caoba y sus ojos eran de un impresionante color verde esmeralda que a los chicos les recordaba un poco a Harry.
Para George y Ron era extraño estar sentados en la gran mesa del comedor de los Weasley con Fred ocupando el asiento que siempre ocupo Arthur, asiento que nunca mas volvería a ocupar su padre, pues ya no era mas un Weasley ahora era un Lestrange. Ahora Arthur no se sentaría a la cabecera de la mesa, no, ahora Arthur se sentaría a la izquierda de Rodolphus como correspondía.
George y Ron lo sabían bien sobre todo George. Sentía un poco de envidia de Ron quien tenía el alivio de dos años de compromiso aun, dos años para planear como liberarse de Blaise Zabini. Pero el, el no contaba con la misma suerte, el acababa la escuela en junio y entonces se uniría al hombre sentado a su derecha, Mark Evans, era guapo y un completo desconocido para George. Además le desagradaba si era amigo de su hermano gemelo, no se podía esperar nada bueno de el.
Los postres pasaron pero ni para Lee ni para George fueron agradables, la presencia de sus respectivos prometidos les amargaba el sabor de los dulces platos. Sobre todo a Lee quien estaba sin duda comprometido con el mismo diablo, pues a pesar de lo que George sintiera Mark Evans no era ni la mitad de malo que Fred. Si tenía una mentalidad machista pero no era su culmamáhabía sido criado con esta y era todo lo que conocía pero a su manera respetaba a los donceles y a las doncellas, después de todo quería a su hermanita Lilly Evans, una mujer y como tal era estéril y para la sociedad... nada.
-Fred te importaría prestarme a George para dar una vuelta en el jardín, me gustaría hablar con el-le solicito Mark al otro varón.
-Por supuesto la idea de la cena es que comiencen a conocerse-dio su consentimiento Fred por su hermano, después de todo a los donceles nunca se les preguntaba que querían eran los varones quienes decidían por ellos.
El chaperon de George se acerco discretamente y este asesto renuente la mano de Mark para acompañarlo afuera donde Mark le echo una suave mantilla sobre los hombros para protegerlo de la brisa.
-Gracias-le dijo George educadamente acomodándose esta.
-Es un regalo espero que te agrade-le dijo Mark suavemente, su hermana Lilly se la había ayudado a elegir.
-Es muy bonita-dijo George mirando la tela para no tener que mirar a Mark. Mark suspiro.
-George se que no me conoces y es normal que te sientas incomodo-le dijo mientras lo guiaba por el jardín el chaperon se mantenía apartado pero a la vez cerca para vigilarlos pero también darles privacidad.-Pero nos vamos a casar-le dijo apretando con suavidad su mano que descansaba sobre su caballeroso brazo-y me gustaría que nos conociéramos, que al menos para el momento de nuestra boda seamos amigos, no me gustaría que me tuvieras miedo o te casaras con alguien que para ti sea un completo desconocido.-le dijo ayudándolo a sentarse en un banquito de madera del jardín y sentándose a su lado-mi mamádice que el amor viene con el matrimonio, con la convivencia y el respeto y yo creo en eso-le dijo Mark suavemente-pero no ahí razón para que no nos empecemos a conocer y a respetar desde ya-le dijo amablemente-¿no lo crees?
George se sintió desconcertado nunca espero unas palabras así de un amigo de Fred, aunque se sintió injusto, solo un poco Fred no siempre fue así y recordó con nostalgia al gemelo que tanto extrañaba aquel que no era consiente de que eran diferentes aquel que a escondidas le enseño a George a pelear, aquel que en las noches de tormenta dejaba a George meterse en su cama y se dormían abrasados para protegerse del miedo, aquel que incluso antes de que comenzara a llorar sabia que George estaba triste y ya estaba a su lado abrasándolo, el mismo Fred, que no se quejaba cuando George quería jugar a los papas y los mamáy jugaba obedientemente siguiendo las indicaciones de George el mismo que le enseño a escupir a correr y a escalar árboles, el mismo Fred que ya no existía que ya no reconocía y sintió que su alma le dolía por eso.
-¿Donde estas hermano? ¿A donde fuisteis por que cambiaste?-pensó con tristeza sintiendo sus ojos húmedos. Este Mark Evans esa forma de hablar le recordaba al Fred de su niñez antes de que los colegios les enseñaran a cada uno su lugar le recordaba al Fred que siempre le consentía y le respetaba no al que ahora era su gemelo.
-¿George?-Mark lo llamo suavemente al no tener respuesta. George parpadeo y miro a Mark.
-Yo... yo creo que tienes razón... Mark-dijo al fin el pelirrojo ganándose una amable sonrisa.
-Eres joven George y yo también-le dijo Mark-Así que no tienes que temer verte rodeado de niños pronto-le dijo Mark acariciando con suavidad pero sin propasarse la mano del pelirrojo entre las suyas.-NO me malinterpretes quiero niños, muchos sobre todo si van a ser tan bonitos como tu-le halago-pero antes quiero que podamos vivir nuestro matrimonio conocernos amarnos crear un hogar estable para cuando vallamos a traer a nuestros hijos al mundo y también quiero que conozcas el mundo llevarte a viajar a conocer lugares conmigo para que así cuando nos asentemos y tengamos hijos no anheles haber conocido lugares fuera de nuestra casa por que ya los abras conocido-le dijo Mark.
George parpadeo mirando con nuevos ojos a Mark, tal vez después de todo Fred si había elegido bien para el. Tal vez después de todo ese desalmado que era su hermano no fuera tan desalmado y a su modo había hecho la elección para George que mas intacta mantendría su alma, tal vez a su modo, Fred todavía lo amaba como hacia George.
-Me parece Mark, que con esfuerzo de ambos podremos ser un buen matrimonio-dijo George tímidamente y Mark asintió complacido y de acuerdo.
Continuara...
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Alborada (Harry Pottter, Slash Fiction)
FanficSiglos atrás las mujeres quedaron estériles a causa de una gran enfermedad que casi acabo con la raza humana. Pero justo cuando todo se creía perdido para siempre apareció la solución perfecta los hermafroditas. Pero había que reprimirlos, someterlo...