Capitulo 14: Lo efímero e irónico de la vida.

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El doctor debía haber notado que no le estaba siendo sincero, quizá de ahí el apoyo recibido y las palabras de aliento que me había dedicado, no sabía de donde había sacado su fama, pero no importaba, estaba deseando acabar la sesión para poder reflexionar sobre todo lo que había ocurrido últimamente ya que en estas sesiones tienes que centrarte únicamente en el doctor. Si no lo haces esto se nota y dan aviso a la dirección. Se me pasó algo lento debido a que intentaba que los temas no se me pasaran por la cabeza. Rubén, María, yo mismo... Pero intentaba no recordarlo, sería peor.
Cuando salí de su despacho me despedí del doctor y sus palabras me marcaron: "Eloy, recuerda, la locura está en tu mente, tu mente la controlas tú, asi que no dejen que ella controle tu mente". Era raro que alguien usara la palabra "locura", aquí dentro era algo tabú, eso demostraba que el doctor era distinto al resto.
Decidí dar una vuelta por el centro para pensar en mis cosas, hoy volvería María, tenía que pensar sobre que hablar con ella, porque improvisar no se me dio nunca bien. Cuando pasé por delante de la habitación de Juan vi que allí estaba él, entré y se abalanzó sobre mi, pero no cordialmente. Me agarró de la camiseta y me empezó a gritar: "Como vuelvas a intentar matarte te mataré yo, mi abuela va a morir, tiene cáncer y está luchando por sobrevivir y tu mira, luchando por matarte". Intenté zafarme, pero él tenía demasiada fuerza, grite un "socorro" y a este acudió Sara, que consiguió sacarme de las manos de él. Aviso a los guardias del centro que lo subieron a la última planta, donde hay mucha vigilancia, y donde están los "enfermos peligrosos " términos que usaba la directora. No me podía creer lo que había hecho, pero me ayudó a darme más cuenta de las tonterías que había hecho.
Me fui a mi habitación. Fui a comer. Volví a mi habitación. Y en ese transcurso de tiempo no se me cesaron de repetir en mi cabeza las palabras de Juan. Cuando quise darme cuenta era la hora de que Maria viniera. Fui al sitio donde quedamos, mi pasillo, y tenía que decirle lo de Juan, no sabía como hacerlo, pero intenté intentarlo.
-Hola, Maria.-le dije dándole dos besos.
-Hola, Eloy.
-Mira, Juan ha vuelto...
-Eso es genial...-me interrumpió.
-No lo es -la interrumpí yo- está en la planta de atención continuada, intentó pegarme...

Idiota, tu idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora