-Pues verás, hace algo más de un año, cuando ya había terminado las clases me dediqué a retomar relación con viejos amigos y se me dio por hablar con Raquel.
Hablamos tres días enteros, me encantaba su forma de ser y empezamos a coquetear. Después de esos tres intensos días quedamos y al verla la abracé y la besé. Fue espectacular, ¿sabes esa escena de las películas en las que el chico y la chica corren a encontrarse y se abrazan? Pues ni por asomo fue así - ella sonrió - si mi vida fuera una película americana no estaría aquí. En fin, sigo, pues fui a visitarla al trabajo y sucedió esto, estuvimos hablando durante un rato, no la recordaba así ni siquiera en las fotos que me había enviado. Era todo tan bonito...
Bueno, después de ese día todo era quedar con ella, día tras dia, y bueno, mis amigos se cabrearon conmigo por no hacerles caso. A los quince días le pedí si me haría el honor de convertirse en mi novia. Después sabría que más que un honor me convertiría en mártir. Las cosas continuaron así durante un mes, mi vida se basaba en acudir a la salida de su trabajo y estar con ella el máximo tiempo a la tarde hasta la hora en que le tocaba volver a entrar a trabajar. Algunas noches incluso íbamos a tomar algo cuando salía. Fue el mes más genial de mi vida.
Yo sabía que para sus 15 años ya era toda una mujer, no los aparentaba ni por asomo, eso le había permitido estar con chicos bastante mayores que ella, alguno incluso casi le doblaba la edad, pero eso no era algo que me alejara.
Pasamos muy buenos momentos, paseos por el puerto, besos a luz de la luna, momentos en cama, desnudos, abrazados... Momentos de todas clases. Algo que no olvidaré jamás es la imagen que tengo grabada en mi mente de au sonrisa pegada a mis labios. Pero no quiero aburrirte con cosas que apenas tienen importancia.
-No te preocupes, me ayuda a comprender que estabas muy enamorado de ella.
-Bien continuaré contándote.