Si por algo se caracterizaba la señora Cáceres era por su falta de sutilidad.
Cuando todos estábamos en el salón de actos procedió a informarnos de lo ocurrido.
-Chicos, hoy hemos tenido una gran pérdida, vuestro compañero Rubén ha muerto, las circunstancias en que ha ocurrido se están esclareciendo, cuando sepamos más os lo comunicaremos, mientras tanto estaros tranquilos ante cualquier desconocido, son los investigadores, gracias por la atención.
Ella sabía perfectamente lo que había ocurrido, pero no quería asustarnos. Yo no quise decir nada sobre el tema, no quería meterme en líos y menos con la señora Cáceres.
Sara llegó y me dijo que esperaban por mi a la salida de la reunión, le dije que por favor la hiciera esperar en el comedor. Pasé por la habitación y cogí la carta apresuradamente.
Al llegar al comedor me encontré con una chica que no imaginaba ni de lejos. Era excesivamente guapa, arreglada y físicamente muy atractiva.
-Hola, soy Eloy, ¿Carla?
-Sí, soy yo.
-Seré breve, Rubén ha muerto, y me pidió que te de esta carta.
Mi sutilidad se había esfumado, la veía como a Raquel, alguien que había hecho daño a Rubén y que había provocado su suicidio. Olvidaba que ella no era Raquel, que la culpa no había sido suya, había sido Rubén quien provocara su situación y ahora ella había empezado a llorar mientras leía la carta.
-¿Sabes, Eloy? - me dijo entre soplos de aire que alternaba con las lagrimas- él era el amor de mi vida, lo tengo claro, que hubiera pasado esto fue culpa de los dos, pero lo quise, lo quiero y siempre lo querré, a pesar de todo, será por siempre el amor de mi vida, gracias por esta carta y bueno, no sé, intentaré asimilarlo, está pasando todo tan deprisa.
El alma se me partió, más, si era posible.
-Carla, mira, aquí tendrás un amigo, para lo que necesites, un poco loco, eso explica mi situación aquí, pero un amigo ante todo. Estoy aquí por algo parecido a lo que le... Por algo parecido a lo que os ha ocurrido a vosotros, por intentar suicidarme por amor, pero bueno, Rubén no aguantó más, desgasta mucho, créeme, y se que desearías que el muerto fuera yo, lo sé, pero créeme que tengo más ganas de vivir de las que nunca he tenido y voy a apoyarte en esto. No soy Rubén pero te apoyaré.
-Gracias, Eloy... Por todo esto...
