No me lo podía creer, era mi historia contada por alguien, la diferencia era que yo nunca pediría a nadie que llamara a Raquel, hacía por lo menos 6 meses que no hablábamos, y no tenía intención de que eso cambiara.
Pensé que debía hacer, tenía claro que debía de entregar la carta, pero no sabía si llamar yo a la chica o si debía hacerlo otro, lo dejé para más tarde porque en ese momento por la puerta de mi habitación apareció mamá.
-Hola, Eloy. ¿Como te encuentras?
-Bien mamá - le dije mientras me levantaba a abrazarla.
-Hoy llevo un poco de prisa, tengo que arreglar unos papeles con Sara y mañana vuelvo que mañana tienes cita con el doctor Fernández.
Efectivamente, me había olvidado, mañana era mi primera sesión individual. Era mi primera sesión con este doctor, le atribuían ser un tanto antipático, pero no estaba tan mal visto como otros.
Mamá me deseó buena noche y se fue.
Yo me tumbé, pensando en Ruben, y las similitudes de nuestras historias. Así me quedé dormido.
A las 9 petaron en mi puerta. Sara venía a despertarme, y la verdad me salvó de llegar tarde a la sesión.
Desayune rápido y me dirigí al despacho del doctor.
Me hizo pasar y sentarme en la silla. El se sentó en la suya y mientras revisaba lo que parecía ser mi ficha.
Quedamos unos segundos en silencio y comenzó la sesión.
-Veamos, Eloy, me llamo Martín Fernández, será el que te trate, hasta final de mes. Quiero que me llames Martín, y si necesitas algo mi despacho está a tu disposición las 24 horas del día, si no estoy aquí mi habitación es la 6-008-414.
La verdad es que era el medico más simpático que me había tocado, se le veía joven, tendría unos 25 años e inspiraba confianza.
-Bien, cuentame, ¿como te encuentras? No físicamente, sino mentalmente. Según tu informe ya has estado aquí no hace demasiado, ¿te notas distinto a cuando entraste la otra vez?
-Si, bueno, mentalmente... Mejorando - mentí porque estaba destrozado- y bueno no soy el mismo que cuando ingresé la otra vez, fuera he visto las cosas desde otra perspectiva.
