Capítulo 23

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POV PAULA

Pasaron unas semanas de la última vez que vi a Santiago, le escribí solamente para saber si debería de ir a trabajar o ya estaba despedida.
Me respondió: "Agustín Romo te va a dar un puesto si queres. Yo ya no te necesito". Yo me busco todo eso, pero de verdad, duele.

Después de ese mensaje no volví a escribirle, tampoco acepte la propuesta de trabajar con Agustín, más que nada para no cruzarme con Santiago y respetar un poco su espacio, tampoco puedo pretender que me perdone -si es que lo hará- tan rápido.

Tampoco se nada de él, lo que Eugenia me dijo fue que aparentemente todavía no tenía nueva secretaria, pero que tampoco solicito una.
Eso en parte me deja tranquila, porque de imaginar que otra chica ese cerca de él, me pone los pelos de punta.

Si no se arreglan las cosas con Santiago, tengo pensado volverme a Italia -ya les había contado ese plan- pero había desertado de esa idea cuando empezamos nuestra relación, pero ahora ¿que más puedo hacer? Aparte de mi madre, no me queda nada. Tampoco puedo seguir causándole más daño a Santi, no después de todo lo que él hizo por mí.

Ah, y antes de terminar este mes debo entregar mi último trabajo en la facultad. Voy a resibirme de abogada, por fin.

Hoy tengo una entrevista de trabajo por un puesto de Moza en un restobar. Más horas de trabajo y el sueldo no se compara al que ganaba de secretaria, pero ya me sirve.

Volviendo de dicha entrevista tengo pensado escribirle a Santiago, yo se que él está enojado conmigo pero necesitamos hablar para ver en que quedamos.

Ahora me estoy alistando, en media hora debo estar en el lugar para la entrevista.

El lugar no queda muy lejos, para ser exactos, a unas tres o cuatro cuadras de la casa rosada. Perfecto ¿no? -nótese el sarcasmo-

Junto mis cosas y salgo a la calle a esperar el uber.

Entrando al lugar, noto un buen clima, tranquilo. En la barra me espera el gerente, lo reconozco porque él fue quien se comunico conmigo cuando presente el curriculum.

La entrevista empieza, me comenta un poco acerca del ambiente laboral, los días y horarios y sin vueltas me dice que va a darme el puesto.

Empiezo la próxima semana, de 9am a 14pm y después de 17 pm a 3am. Todos los días, excepto los miércoles que son días de franco.

Lo que me motiva, es que él martes es navidad y por lo menos lo voy a pasar trabajando y con mis compañeros de trabajo, en lugar de pasarlo sola y tirada en el sofá. Que gran vida ¿no? Que alguien quiera pasar navidad trabajando es porque lleva una vida miserable. Yo, por ejemplo.

En el restobar ofrecen las 4 comidas, todos los días. A la noche junto a la cena también se venden botellas de alcohol. Las propinas que le dan a uno, son de uno, no se comparte con los otros compañeros.

En fin, la entrevista terminó, salgo del lugar y de lo ansiosa que estoy no puedo esperar para escribirle a Santiago.

"Podemos hablar?" -Envío.

"Estoy trabajando Paula". -Responde a los minutos.

"Cuando salis?" -Soy insistente, de verdad necesito hablar con él.

"Voy a pensar."

Ok, por lo visto sigue esquivandome y lo entiendo.
________

Hoy lunes, termine mi primer turno laboral, por ser el primer día, todo tranquilo. Mis compañeros de trabajo, una joya, por ahora no tengo quejas de ellos.

Estoy feliz, porque Javier obsequio a mi madre un auto, como ella no sabe manejar -y trabaja todo el día- me lo prestara a mi.
Y allá voy yo, en busca de ello.

Estoy llegando a la dirección que me mando mi mamá.
Los guardias del portón me hacen pasar enseguida, al parecer están informados que yo iba a ir.

Para llegar a la puerta de la casa tengo que atravesar un gran patio.

Observo a lo lejos, un auto blanco, está estacionado.
Yo, ese auto lo conozco perfectamente.
Me estoy acercando y veo como la puerta se abre y de ella lo veo salir a él.
Santiago esta ahí. Dios! Cuanto lo echaba de menos. Me quiero lanzar a sus brazos, pero no.

Él todavía no se percata que estoy acercándome, solo está ahí con su maletín, un cigarrillo y aparentemente despidiéndose de Javier.

Llego a la entrada y carraspeo mi garganta esperando que se den cuenta que estoy ahí, ambos me miran, Javier haciendo un saludo con las manos y Santiago solo me mira y me ignora, sigue en lo suyo como si yo no existiera ahí.

Lo escucho despedirse y da media vuelta, se coloca sus anteojos y quiere pasar por al lado mío. Javier se perdió por adentro de la casa, supongo que para darnos este momento.

Antes de que pase del todo, lo tomo del brazo y él detiene su caminar. Lleva los anteojos, pero se que me mira.

-Podemos hablar? -Pregunto. -Por favor.

De un movimiento brusco se suelta de mi agarre.

-No. -Responde. Se vuelve a dar vueltas y empieza a caminar.
Otra vez lo detengo.

-Algún día hay que hablar, Santiago. -Digo.

Esta apunto de entrar al auto, pero se detiene nuevamente.
Tira el maletín en el asiento del copiloto y lo veo acercarse, entonces hago lo mismo, me acerco.
Cuando estamos enfrente, es él quien me toma del brazo.

-Vamos a hablar cuando yo diga que hablemos. -Habla. -Escuchaste? -Pregunta. No respondo.

-Paula, escuchaste?- Vuelve a preguntar. Asiento con la cabeza.
-Perfecto. -Suelta su agarre y se da la vuelta nuevamente y empieza a caminar, mientras camina lento y sin darse la vuelta vuelve a hablar.

-Estate atenta, voy a avisarte día y hora. Y no voy a esperar.

Bueno, no va a esperar dice, así que tengo que estar pendiente de cuando me avisa, porque odia la impuntualidad y la oportunidad de hablar con él no la quiero perder.

Mientras vuelvo a caminar para nuevamente llegar a la puerta, pienso en cuanto lo extraño, con cada parte de mi y lo necesito tanto, de la misma manera.

Ah, y su voz ronca, hablándome así tan mandón y autoritario, su cabello despeinado, usando anteojos y su olor a colonia mezclado con cigarrillos, cuanto me pone este hombre. Sexy se nace. Amor y deseo lo que siento. Pero él se hace el difícil.

_________
POV SANTIAGO

Me dirijo hacia mi casa, por fin la volví a ver. Tan ella, tan linda.
Pero tampoco se la voy a dejar fácil, se que esta desesperada por hablar conmigo y saber que pienso.
¿Que pienso? Buena pregunta.
No se que pienso, solo se que la extraño todos los días, que verla hoy provocó algo dentro de mi, hasta mi amigo de abajo lo noto.

Pero me dolió mucho lo que hizo, ahora ya va pasando. No soy un hombre reconroso, soy más que eso.
No guardo rencor, pero me gusta jugar con la psiquis de las personas y eso lo que tengo planeado hacer con ella.

Investigué que fue de su vida en esta semana.
Se donde es su nuevo empleo así que pienso hacerle una visita, obviamente no solo. Quiero ver como se vuelve loca de los celos.

Cuando la vea estallar de rabia, ahí recién voy a hablar con ella. Espero no fallar, mucho menos dejar que sea ella quien juegue con mi psiquis.

Juguemos ángelito.

Santiago CaputoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora