8. Por ella

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Año 845, cuidad subterránea.

-¡¿Pero te has vuelto loca?!- exclamó Elena- Esa cantidad de dinero no va a ser suficiente, con lo que te paga el jefe y con lo que te hemos prestado, no va a valer, Sarah.

-Tendrás que dejar atrás ese plan y ahorrar más dinero para poder salir- mencionó está vez Peter.

-¿Y esperar a que Leah crezca con una vida aquí abajo?. No-negó-. No esperaré más para que me den una mierda de cantidad de dinero. Lo haré, con o sin vuestra ayuda.

-Leah, por favor piensa en tu hija, si te pasa algo...

-Ya estoy pensando en ella-la interrumpió-. Me voy, volveré mañana a por ella, por la tarde y seguiré con el plan.

Sarah dejó a Peter y Elena con la palabra en la boca. No querían que Sarah se fuera con su hija para la superficie. La entendían, sabían que debía hacerlo, que estaba dándole un buen futuro a Leah, pero de esa forma no.

El plan de Sarah era este: según había escuchado, la muralla María había caído y la policía militar no estaba pasando tanto tiempo cuidando la entrada y salida de la cuidad subterránea porque debian hacer su deber en ayudar a los demás arriba. Sarah tomaría a su hija con el dinero del trabajo y de lo que Peter y Elena le había prestado, huirían a la superficie.

Sarah le daría la vida que siempre soñó para su hija fuera de esta pocilga. Pero, ¿Y si venía la policía militar y se las llevaban?. Pues tendrían que verlo en ese momento dado. Debía admitirlo, el dinero no le alcanzaba para poder subir las dos. Pero no podía esperar más tiempo para que le dieran poco dinero en el trabajo y tenía que aprovechar la oportunidad de que la muralla María estaba destruida para salir.

Al llegar a casa, Sarah fue directamente a la habitación de su hija, tomó una mochila que tendría años pero estaba muy bien conservada y empezó a empacar tres pares de ropa de su hija, el diario escrito por Sarah que ya estaba medio acabado, un bote de perfume de vainilla de ella y cosas que eran importantes para su hija. Luego, fue a su habitación y empacó lo importante para ella.

Comió un poco de lo que su hija le preparó por la mañana antes de salir para la casa de Peter y Elena:
Té de manzanilla y pequeños bollos del mercado.

Se lavó los dientes y se acostó en su cama, fría y limpia. Y en un momento dado, empezó a llorar. Echaba tanto de menos a su madre y también a Levi. Quería que volvieran, le aconsejaran de lo que debía hacer. Quería volver a escuchar sus voces. Quería creer que, si ella no podría salir de la superficie con su hija, que Leah buscara a Levi. O también que encontrara a su abuelo.

Todavía con lo ojos llorosos y moqueando, alcanzó con su mano dos hojas de papel y el bolígrafo que siempre tenía en su mesita de noche. Les escribiría una carta a Levi y a Leah.

...

Se sentía cansada y un poco nerviosa. Había pasado toda la noche llorando escribiendo las cartas. Se levantó, sabiendo que esa sería la última vez que estaría es esa casa. Suspiró con el nudo en la garganta y se preparó para salir y empezar el plan. Se vistió con un pantalón y camisa larga. Salió para la casa de Peter y Elena en busca de su hija.

-Buenos días-saludó ya estando en la casa-¿Y Leah?.

-Con Elena. Sarah- la llamó haciendo que Sarah dejara de ver sus pies-. Os echaremos de menos. Nos haréis falta.

-Ya...yo más-se acercó a él y le abrazó.

Le abrazó y sintió su olor, debía de ser mágico porque le devolvía casa. Siempre fue su familia, su casa, él y Elena con su madre, su hija y ella.

By your side [Armin Arlet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora