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Publicada: Diciembre 30, 2023. ── Editada: Febrero 12, 2025.

Si tenías la fuerza de voluntad, podías convertir la enfermedad de Hanahaki de una trágica desgracia en una leve molestia con la que podrías convivir día a día, como si fueran alergias.

El truco era: evitar el estímulo. Eso, o micro dosificar de forma intermitente hasta desarrollar una mayor tolerancia. Pero Alhaitham empleó la primera técnica durante años, y con el tiempo, las fuertes toses se convirtieron en un irritante ocasional, y los pétalos de flores que intentaban brotar de su boca empezaron a sentirse más como una hierba atrapada en el fondo de su garganta.

Por supuesto, todo eso se fue al carajo cuando Kaveh se mudó con él.

Después de eso, Alhaitham intentó seguir la segunda técnica: tomar a Kaveh en pequeñas dosis en lugar de todo de golpe, para no, ya sabes, asfixiarse hasta morir. Pero era difícil tratar a alguien con moderación cuando vivías con él.

Y así fue como Kaveh encontró a Alhaitham: a medianoche. Apoyado en sus codos. Encogido sobre el lavabo del baño como un camarón mientras sus pulmones intentaban salirse de su pecho. Había flores por todas partes: los pétalos rojos esparcidos como sangre sobre el lavabo. Tallos y raíces, y las vibrantes y caídas cabezas de las flores fúnebres, como un ramo destruido. Le dolía el pecho y sentía la garganta en carne viva, pero lo único en lo que podía pensar era en lo tedioso que sería limpiar todo.

La puerta se abrió de golpe.

──¡Alhaitham—!

Lo oyó débilmente en el fondo de su mente. Parpadeó una vez, aturdido, antes de alzar la cabeza y encontrar a Kaveh mirándolo fijamente. Sentía el corte en la comisura de su boca ardiendo—el escozor de las lágrimas involuntarias que le bajaban por las mejillas.

──Oh. ──La expresión de Kaveh se desmoronó. Se cerró de golpe. Miró el lavabo, luego volvió a mirar el rostro de Alhaitham. ──¿Qué—qué es esto? ¿Estás—?

Ah, así era como Kaveh iba a enterarse.

En realidad, Alhaitham deseaba que la revelación no hubiera sido tan caótica: a medianoche, tosiendo como si intentara expulsar sus pulmones, y Kaveh irrumpiendo en el baño... no en sus términos. Idealmente, Alhaitham nunca habría querido que Kaveh lo supiera. Pero las flores habían preparado su cama y lo habían empujado sobre ella, así que se limpió la boca, levantó la cabeza y le dirigió a Kaveh una mirada firme.

──Estoy bien. Estoy respirando... ──Se atragantó y se giró de nuevo hacia el lavabo antes de toser una sola flor fúnebre entera, perfectamente intacta desde la cabeza hasta la raíz.

La miró durante un largo momento—podía sentir la mirada de Kaveh quemando un agujero en el lavabo, justo donde yacía la flor.

Arcontes, pensó Alhaitham.

──Tú... ──Kaveh carraspeó. ──¿Eso es...?

──Sí, es una flor fúnebre. ──Dijo Alhaitham. ──Muy astuta observación.

Kaveh balbuceó. ──Has estado tosiendo flores.

──Así es

Hubo un momento de silencio. ──Entonces tú—

──Sí, sí, tengo la enfermedad de Hanahaki. O 'sufrirla' sería el verbo más apropiado. ──Alhaitham se aferró a los bordes del lavabo, observando el desastre frente a él durante un largo momento antes de enderezarse. Dudó solo un segundo antes de comenzar a recoger las flores del mostrador, pellizcando los tallos húmedos entre los dedos. ──Sé lo aguda que es tu mente, Kaveh. Solo habla cuando descubras algo para ahorrarnos tiempo a ambos con tus balbuceos.

𝑯𝒂𝒏𝒂𝒉𝒂𝒌𝒊 [𝐇𝐚𝐢𝐊𝐚𝐯𝐞𝐡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora