𝑉𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑 𝑦 𝐸𝑛𝑔𝑎𝑛̃𝑜 | Ninjago [Lloyd × Lectora]

𝑇ℎ𝑟𝑒𝑒

En la prisión Kryptarium, Alisha estaba sentada en el suelo intentando hacer que las llamas azules brillantes se formaran entre sus manos, aplicando toda su fuerza, centrando su poder en ellas.
Eran las diez menos quince y Lloyd aún no llegaba, él le había dicho que llegaría hacía más de dos horas y comenzaba a pensar que solo le había tomado el pelo para mantenerla ahí y hacerla perder tiempo. Le irritaba que se lo tomara a la ligera lo del fin de la humanidad, el hecho de que siendo casi diez años mayor que ella no le diera tanta importancia.

Cansada y cuando la esfera de tono azul eléctrico entre sus manos brilló con gran intensidad, se levantó de golpe del suelo, volvió a concentrar el poder, logrando hacer una aún más grande que la anterior, y, esbozando una sonrisa lánguida, la lanzó al muro se su celda, provocando una gran explosión y derribándola al suelo con fuerza,  seguido de ello, una leve sordera se hizo presente en sus oídos. En ese instante, las alarmas de la prisión comenzaron a sonar.

Tosió por todo el polvo que se levantó, se incorporó  e intentó espejar su vista para liberarse de las cadenas que le prohíbían estar en libertad a ella y sus poderes.

A lo lejos, Lloyd iba caminando, a poco de llegar a la prisión Kryptarium, a paso sereno y aún silbando, cuando el ruido sordo de una fuerte explosión llamó su atención, seguida de las alarmas del lugar. Miró hacia la prisión, dándose cuenta de que uno de los rehenes estaba intentando escapar. Decidido, el ninja verde hizo Airjitzu para subir al techo de la prisión y correr hasta la celda que había sido destruida.

Bajó y se preparó para atacar, no le sorprendió ver a Alisha liberándose de las cadenas en sus manos y tirándolas al suelo. Era lo menos que podía esperar.

Volcó los ojos y se acercó para tomar la muñeca de la joven antes de que pudiera saltar por el gran hoyo que había en la pared.

Ella se giró y lo miró, sus cejas se enarcaron con sorpresa ante la presencia del chico, sin embargo, Lloyd pudo notar un leve brillo en sus ojos azules.

—¿Qué estás haciendo? —le preguntó, haciendo esfuerzos para liberarse del firme agarre del contrario.

Lloyd ni siquiera respondió, solo atrajo a la azabache hacia su cuerpo y la tiró al suelo, subiéndose sobre ella, desenvainando su espada y amenazándola con usarla.

—La misma pregunta te hago —dijo entre dientes, forcejeando para sostener los brazos de la menor con sus rodillas, sin bajar el arma —. Porque yo estoy evitando que escapes de prisión.

Alisha emitió un gruñido lleno de coraje.

—Y yo evito que me impidas salvar al mundo de sucumbir en la miseria —con todas sus fuerzas, logró liberar una de sus manos y, furiosa, empujó lejos a Lloyd con sus poderes, quien la tomó de la ropa y arrastró consigo.

Ante la fuerza con la que Lloyd había sido lanzado, ambos salieron disparados, cayendo fuera de la celda, recibiendo fuertes golpes debido a los escombros que había regados por el suelo. Lloyd se quejó y abrió los ojos con cuidado, notando que Alisha ya estaba en pie y se alejaba. Sin pensarlo, se levantó de un salto y abalanzó sobre ella, tirándola al suelo, a lo que la oji-azul jadeó.