𝐸𝑖𝑔ℎ𝑡

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Durante el resto del día, los ninjas se dedicaron a saber más sobre la aldea, no teniendo nada que hacer, pues resultaba evidente que no sabían nada de los brazaletes ni dónde encontrarlos. Los aldeanos eran alegres y hospitalarios, tanto que les ofrecieron una casa para darles alojo. Había tanta generosidad de parte de los lugareños que les parecía irreal, tanta gente amable que no esperaba nada a cambio.

Por la noche, todos estaban en la pequeña cazucha que les habían prestado, sentados alrededor de la mesa, amontonados mientras bebían leche y galletas.

—Mañana pueden comenzar a descifrar los acertijos del pergamino junto a Grisha —propuso Zane, bebiendo aceite.

—Por ahora, creo que es más conveniente saber cómo vamos a dormir. Somos siete y hay tres habitaciones y un sofá —dijo Cole —. No pienso dormir con Kai, patea mientras duerme.

—Igual no pensaba dormir contigo, roncas como si no hubieras dormido en siglos —contraatacó el castaño.

—Yo dormiré con Cole, sus ronquidos no serán problema para mi —el ninja de titanio se encogió de hombros, restándole importancia a lo ruidoso que podía ser el pelinegro mientras dormía.

—Nya y yo dormimos juntos —Jay atrajo a la nombrada hacia él, abrazándola.

—Van cuatro, faltan tres —Cole miró a Kai, Lloyd y Alisha, esperando su decisión —. ¿Quién dormirá con quien?

Los tres se miraron entre ellos de soslayo, no sabiendo qué era peor de entre las opciones dadas. Al menos eso pensaban tanto Lloyd como Alisha, pues Kai no tenía problema a si dormía con cualquiera de los dos, de todas formas él era quien se movía como lombriz mientras dormía.

Tras pensarlo un rato, el maestro del fuego decidió vengarse de los comentarios de Alisha, y por consiguiente también castigando a su hermano más cercano.

—Yo duermo en el sofá —se ofreció finalmente Kai.

—Hecho está. Lloyd, Alisha, ustedes duermen juntos —reiteró Cole, levantándose de su asiento.

Al instante de escuchar lo que había dicho el pelinegro, ambos mencionados abrieron los ojos como platos, mostrando inconformidad por la decisión tomada.

—¡¿Qué?! —gritaron al unisono, provocando un eco en la pequeña cocina, dirigiendo su vista al moreno.

—¡¿Esperas que duerma... con ella?! —se quejó Lloyd, frunciendo el entrecejo y mirando a Cole con rudeza —¡Seguro me mata mientras duermo!

—Tampoco creas que me agrada mucho la idea de dormir con un niñito inmaduro como tú —alegó la azabache, dirigiéndole unos ojos furiosos.

—¿Te pregunté?—gruñó, sacándole la lengua, acción que fue devuelta, ambos peleando como perros y gatos.

𝑉𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑 𝑦 𝐸𝑛𝑔𝑎𝑛̃𝑜 | Ninjago [Lloyd × Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora