Capítulo 02

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Suspiré mientras seguía escuchando las insistencias de Markus para que lo acompañáramos a una absurda fiesta a las afueras de la ciudad, en donde va a ir media universidad y será la fiesta más increíble de todos los tiempos

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Suspiré mientras seguía escuchando las insistencias de Markus para que lo acompañáramos a una absurda fiesta a las afueras de la ciudad, en donde va a ir media universidad y será la fiesta más increíble de todos los tiempos. Bueno, eso según él.

Giré mi cabeza para encontrarme con Edina mirando todo con mi misma cara, porque siempre es la misma situación, el rubio nos arrastra a una fiesta en donde se emborracha y se va con algún chico o debemos cuidarlo, porque no se puede mantener de pie. A veces aceptábamos porque él siempre accedía a nuestros planes de ver películas románticas o hacer una tarde de compras, pero realmente esas fiestas eran un asco y más para ambas que no ingerimos ni una gota de alcohol.

—Vamos, acompáñenme, juro que esta vez no tomaré absolutamente nada—intentó negociar, pero Edina y yo comenzamos a reír—¿De qué se ríen?

Preguntó el rubio realmente ofendido, pero ambas estábamos muy divertidas con esas promesas que nunca cumplía.

—El día en que tú no bebas el mundo terminará, lo juro—hablé porque la pelinegra a mi lado seguía riendo.

Markus solo bufó mientras se cruzaba de brazos ante mi comentario, pero era la más pura verdad.

—Bien, iré solo, no las necesito—al decir eso, hizo una cara de perro mojado.

Reí una vez más mientras negaba con la cabeza ante esta situación que se da siempre al finalizar un semestre en la universidad, porque según mi mejor amigo, hay que disfrutar luego de tanto sufrimiento.

Pero la voz de Edina dice lo que yo estaba por aclarar, porque aunque intentemos decirle que no, sabemos que al final terminamos por aceptar ¿Por qué? Porque somos amigos y en ocasiones haces cosas que detestas solo por ellos, aunque claro está que todo tiene un límite.

—Para de victimizarte, si sabes que iremos—habló mientras se levantaba de su sofá.

—¡Gracias, las amo!—comentó feliz, mientras nos sonreía.

—Ya lo sabíamos—respondí con una sonrisa egocéntrica, jugando con él.

En el fondo agradezco haber venido hasta la casa de Edina para despejar un poco mi mente y disfrutar de la compañía de mis amigos. Porque en ocasiones solo se necesita una tarde de risas, que te haga olvidar que ahí afuera las cosas no están bien.

Realmente era increíble lo bien que podían hacerme sentir en cuestión de segundos y aunque no tenía muchas ganas de ir de fiesta, sabía que la pasaría bien porque ellos estarían conmigo o al menos Edina, porque Markus desaparece a cierta hora, porque encontró a alguien con quien pasar la noche. Niego con la cabeza, sin creer su forma de vivir tan descaradamente la cual realmente admiro, yo simplemente no puedo hacerlo, ni siquiera me imagino besando a un extraño porque me resulta algo horrible.

Al principio me hacía sentir demasiado mal saber que no podía dar un jodido beso sin hacer un drama lleno de ansiedad porque no sabía cómo, pero luego Edina llegó demostrando algo similar, porque aunque ella tenía algo más de experiencia, tampoco se iría con un desconocido como el rubio hizo en mil ocasiones.

Ruleta Rusa © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora