Capítulo 04

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Mi respiración se mantenía calmada mientras expulsaba el humo de mi cigarro por la nariz, a medida que el cielo nos atrapaba

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Mi respiración se mantenía calmada mientras expulsaba el humo de mi cigarro por la nariz, a medida que el cielo nos atrapaba. Hace más de cuatro horas que estoy en este jodido avión y gran parte de mi cuerpo está entumecido, pero de igual forma logró estirar mis piernas, debido a que el jet donde volamos me pertenece, por lo que espacio sobra realmente.

Posó una vez más el cigarro entre mis labios, sacando mi vista de aquella ventanilla donde las nubes son la única jodida cosa que puedo ver y pongo mis ojos en la pequeña mujer que duerme, atada de manos y piernas, en el asiento frente a mí. La observo allí, tan indefensa, manipulable y vulnerable que un placer impuro me recorre de pies a cabeza, porque la tan solo idea de verla llorando, suplicando y con sus ojos repletos de miedo, me lleva a experimentar un oscuro éxtasis tan fuerte que resulta aborrecible. Pero no puedo evitar que su imagen bañada en sangre invada mi mente creando estragos, me fascinaría ver su cuerpo muerto, con la piel pálida y un cráneo reventado por una bala de mi pistola.

Suspiro mientras lanzo el humo una vez más, luego de cargar mis pulmones de aquella adictiva nicotina, a la vez que mi mente se llena de imágenes impuras que tienen como protagonista a la castaña frente a mí y en todas ellas, su último aliento me pertenece. Después de todo, es una Becker y eso la convierte en una rata traicionera como sus padres.

En ese momento mi mandíbula se tensa notablemente, ante la imagen de esos dos bastardos que me jodieron. Henry Becker y Ernestina Becker eran la peor basura del continente Europeo, nacidos en Alemania, pero hace más de veinte años comenzaron una nueva vida en Grecia donde pensaron que nadie los encontraría en esa ciudad de cuarta, pero yo lo había hecho solo que se me escaparon de las putas manos, sin embargo, eran una basura tan grande que dejaron a su hija como señuelo y como una puta moneda de cambio, solo que yo no manejaba las putas cosas de esa manera. No pensaba pedir un maldito rescate ni usarla para llegar a ellos, esa mierda no me interesaba, porque yo no soy el mismo niñato que antes, yo ya no dejó las cosas a medias y tengo a más de cinco mafias por continente buscando su puto paradero y aunque se me dificulta, pronto los hallaré. No van a escapar de mí una vez más y me aseguraré de hacerles la puta vida imposible, quitándoles su tesoro más preciado de mi manera favorita, después de todo, es lo que merecen por arruinarme la puta vida.

Por eso mismo, estamos volando de Grecia hacia mi oscuro territorio. Alemania, más específicamente donde se encuentra mi tan aclamada cueva en las profundidades de Berlín, allí donde nadie se atreve a pisar, porque los aposentos de La Bestia están.

Ese apodo tan imponente que me gane con el paso de los años luego de mi recorrido como líder de la mafia Alemana, donde demostré que me merecía ese puesto debido a mi frialdad e insensibilidad en el campo de batalla que es la mafia, porque es una puta guerra constante sobre quien tiene el poder absoluto y no resulta nada sencillo convertirse en una de las grandes cabezas de este mundo. Debes sacrificar demasiado, sacar a relucir tu versión más oscura y despiadada, al igual que debes ser inquebrantable, si no, no servirás para una puta mierda.

Ruleta Rusa © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora