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Los primeros días fueron los peores. Fue como salir de una relación de codependencia que no sabía que tenía. Pase de hacer todo juntas a estar sola. Soportar esa soledad fue de lo más duro. Pero pronto me encontré en una situación que cambiaría mi forma de verla.

Estaba al tanto de mis problemas con monopolizar a las personas, aunque jamás obligué a nadie a permanecer a mi lado, eso no quitaba el hecho de que llegaba a pensarlo. Sin embargo, todo comenzó a cambiar cuando noté actitudes extrañas en Clara.

Quizá era su forma de lastimarme, o posiblemente lo hacía inconsciente.

Dado que para mí lo más importante eran mis amistades, no pude evitar sentirme afectada en cuanto Clara comenzó a estar más tiempo con el grupo de chicas. En ese grupo estaban incluidas las personas que más detestaba. Eso me tenía sin cuidado.

Sin embargo, dentro de sus planes con ellas, no estaba incluida a menos que alguien de las chicas me invitara, por lo cual aquello se sentía de la mierda. Saber que en cualquier momento podían dejarme de hablar si es que simplemente se les olvidaba que existía.

Tal vez eso jamás pasaría, pero no iba a tentar mi suerte. Por otro lado, yo misma le pedía a Leonel y Neill que estuvieran con ella.

Descubrí que ambos chicos tenían una fuerte lealtad hacia mí que desconocía por completo. Desde aquel día me acompañaron hasta la parada de mi transporte, tratando de hacerme sentir mejor con sus ocurrencias.

La sincronización de ambos para decir tonterías era realmente buena. A pesar de que se suponía que tenía que estar triste, resultó todo lo contrario.

Al día siguiente, Clara había decidido faltar, lo cual me dió tiempo para compartir a solas con ellos.

Nos habíamos sentado en el piso, en nuestro lugar recurrente, para comer unos sandwiches que Leonel había preparado.

Frente a nosotros había una pintura bastante interesante. En el cuadro estaban retratados tres animales, una vaca, una oveja y un pequeño Chihuahua.

¿Por qué el artista había decidido retratarlos? ¿Por qué esos animales en específico? El nombre de la pintura no aportaba la gran cosa, sin embargo, aún así pude sentirme identificada.

—Esa pintura nos representa—susurré con un bocado aún en la boca.

Leonel inclinó su cabeza, pensativo, mirando fijamente la pintura mientras estaba sentado a mi lado.

—¿Estás diciendo que parezco una vaca? —preguntó arrugando la nariz.

—¿Por qué estás suponiendo que yo soy la oveja? —se quejó Neill a mi otro lado

Aunque realmente no lo decía por eso, no pude evitar soltar una carcajada por la extraña similitud. Hasta que miré el perrito y la indignación me recorrió el cuerpo.

—¿Por qué ambos me están dejando el Chihuahua? —repuse, tratando de sonar lo más seria que podía, sin éxito.

Los dos me voltearon a ver al mismo tiempo, sintiéndome un poco incómoda bajo su intensa mirada. Con movimientos rápidos los observe.

—Es obvio. Eres pequeñita como uno—dijo Neill mientras juntaba su dedo índice y pulgar frente a su ojo entrecerrado.

Seguro que me veía a través de sus dedos como si fuera algo pequeño que ocupará la lupa para verse.

—Tenemos casi la misma altura—me quejé, entrecerrando los ojos en su dirección.

—También eres violenta como uno—agregó Leonel dando pequeños golpecitos en en su mentón con su dedo índice.

Completa Extraña [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora