Tom

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<<Domingo 5 de diciembre 1965. Aún siento los labios de Haz satisfaciendo los míos. Me hiciste reflexionar cosas que nunca pensé que estarían en mi cabeza, Dris. Es algo de lo que siempre estaré agradecido. ¿Realmente estaba dispuesto a vivir mintiendo sobre quién era yo? Por supuesto que no, jamás podría soportar la idea de perder a Haz por cobardía, no como tú, Dris Moore.

Fue entonces que decidí dejar a un lado todo lo que las personas pudieran llegar a pensar de mí, claro que sería discreto, pero ya no lo sería con Haz y Dris, y debía encontrar mi valor para irme de casa de mis padres y emprender mi vida, un nuevo comienzo, entonces podría comprar una casa en Longton Village, la ciudad vecina a Weddington, y vivir ahí con Haz y Ringo. Haz se convertiría en un poeta famoso y yo podría usar toda la herencia de mis abuelos para vivir en paz, asistiríamos juntos a esas tabernas queer que hay ocultas en Longton Village, por eso ganó su fama, y le daría un anillo a Haz en representación a nuestro "matrimonio" porque, claro, no hay ninguna ley que nos pueda juntar legalmente.

Ay, mírenme, fantaseando con una vida con Haz, tan sólo por un beso. ¿Era cierto que me amaba? O ¿Habló el alcohol?, aunque dicen que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad... Después de ayer ¿qué éramos Haz y yo? ¿qué pensó Dris, además de rodearme el cuello con sus manos? Están tocando la puerta. Bajo a abrir y parece que lo invoqué, es Dris.

-Hola, cabrón. – dice Dris con su maldito sarcasmo. - ¿Están tus padres?

-No. – respondo.

De inmediato, Dris tira el cigarro que traía. Voltea a los lados y me empuja dentro de la casa. Azota la puerta detrás de él. Me pego con el barandal de la escalera, se había tardado en venir. Me toma con fuerza por el cuello y me lleva la barra de la cocina, somete mi cara contra la barra.

-¿Fue aquí donde te lo cogiste? – me dice apretando mi cuello. Mierda, él lo sabe. No respondo nada, sólo sonrío. - ¡Estoy hablándote, cabrón! – azota mi cara contra la barra. Mi nariz comienza a sangrar, la cabeza está punzándome.

-No fue sólo aquí. – digo aún con la cabeza en la barra. – También lo cargué a mi cama, y lo tuve sobre mí. – no puedo evitarlo, esto si es divertido.

- ¡Hijo de perra! – dice Dris y me golpea en el estómago con la rodilla. Me suelta y me hago hacia atrás, mientras limpio la sangre de mi nariz con mi mano.

- ¡Pues este hijo de perra tuvo jadeando a tu chico sin siquiera pasar debajo de la ropa! – le grito a Dris.

- Me alegro de que sigas sabiendo que él es mío...

Me abalanzo contra él y comenzamos a pelear. Ya no me iba a dejar vencer, no ahora que tenía todo para ganar. Rodeo su cuello con mi brazo para quitarle el aliento, comienza a pegarme con la mano para que lo suelte, y susurro en su oído.

-Gané. – le digo. – Y no sólo esta pelea. Lo perdiste en cuanto te comprometiste. - Siento como su cuerpo comienza a perder fuerza, y lo suelto, cae al suelo con poco aire. – Ahora, lárgate de mi casa. - Dris se levanta con lágrimas en los ojos.

-Te perdono, mejor amigo. – dice Dris y hace que vuelva a mirarlo. – Quédate con él, entonces. Pero siempre ten en la cabeza que tú nunca fuiste su número uno, sino que siempre fuiste el número 3.

Me deja completamente inmóvil, y pasa por mi lado.

-El próximo sábado es mi fiesta de compromiso. – dice Dris desde la puerta. – No dejes que Haz vaya. No se merece nada de esto. – dice con la voz forzada. - Felicidades, vaquero Aristóteles. Lanzó la bala primero. Ahora sólo haz feliz a mi poeta.

Sale de la casa, lo sé porque escucho la puerta cerrándose y me recargo en la barra de la cocina para llorar. Esto jamás hubiera pasado si tan sólo hubiera aceptado lo que Dris dijo, para Haz él siempre sería su número uno, yo sólo soy la última opción, pero no puedo hacer mucho, realmente me enamoré de Haz, y ya no puedo salir de él.>>

Un Verso de TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora