Los primeros hijos de Adán y Eva

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Tom vuelve a su habitación a las 23:21 pm, él ya no debía pasar lista porque lo había hecho en el comedor cuando lavó los platos. Recuerda el plan de Dris, y decide ir a revisar el cuarto de Dris. B-303, cuando llega ve la cama de Dris vacía y a sus dos compañeros de cuarto ya acostados. Lo que quiere decir que el plan ha iniciado.

Se dirige de vuelta al B-310 para ver si Haz aún está ahí. Al entrar, se da cuenta de que Haz duerme en la litera de abajo, cuando en realidad su litera era la de arriba, pero lo deja dormir, sólo lo contempla un momento, porque sabe que si el plan de Dris funciona no lo volverá a ver. Siempre que lo contempla le encuentra un nuevo detalle para enamorarse aún más. Malditos sean sus labios rosas que ansiosos le piden un beso, sus cabellos castaños sobre su frente, y ese pequeño lunar en la mejilla izquierda, cada parte tan hermosa y puesta en su lugar a la perfección. La sonrisa que se le había formado, se le borra de inmediato cuando piensa en que, aquel chico que dormía tranquilo, sería tomado por un cobarde y mentiroso que lo enamoró a base de encantos y promesas vacías. Tom vuelve a salir de su habitación.

Vuelve para acostarse a las 23:33 pm. Haz sigue profundamente dormido. Dos minutos más tarde, Haz se levanta de golpe, como si una pesadilla lo hubiera despertado. Tom aún no está dormido, pero finge estarlo. El castaño se levanta y se viste lo más rápido que puede. Mira a Tom desde abajo de la litera. Toma el anillo y lo besa, después lo deja sobre la almohada de la cama de abajo y susurra.

-Por favor compréndelo. – dice Haz con dolor. – Te amo.

Y sale de la habitación en silencio y con su pequeña mochila. Tom se levanta en cuanto lo ve salir y baja de la litera, ni siquiera se había puesto la pijama. Toma el anillo y lo aprieta en su mano con mucha ira, se siente traicionado, lamentablemente, una vez más. Sale de la habitación hacia el lado contrario de Haz.

Haz llega al punto de reunión con Dris. Lo busca en la oscuridad, pero no lo encuentra. Revisa su reloj de mano bajo la luz de luna, y se da cuenta que el reloj marca las 23:45. Ve como los militares se van para cambiar de turno, justo como lo dijo Dris. La puerta ahora está sola, pero ¿y Dris?

-Marica de mierda. – grita Barnes, y Dris recibe un golpe más. – No mencionó nada sobre esto, pero... supongo que se lo chupabas al cabroncito maricón ese de la poesía, voy a pedirle a Haz que ponga su boca en mi pito, quizá le guste más.

- ¡En tu puta vida pongas su nombre en tu boca! – grita Dris con coraje y tirado en el suelo con las manos amarradas en la espalda. Otra vez aquí. En el cuarto gris. Barnes vuelve a patearle el estómago. - ¡¿Quién carajos te lo dijo?!

-Ah ¿no lo sabes? – dice Barnes agachándose un poco. – Puede que te duela más que un golpe. – Dris escupe la sangre que tiene en la boca.

Entra el general Gutiérrez.

- ¿A esto debíamos llegar, Moore? – Barnes se aleja de él en cuanto llega el General. - ¿Escaparte después de espiar a tus compañeros en las regaderas?

Dris no entiende nada de lo que dice el General, pero mientras el asunto no involucre a Haz, todo está bien para él. 23:56 pm. Haz sigue esperando la llegada de Dris, la puerta aún está sola, pero sólo quedan dos minutos.

-Eres un sucio pecador. – le dice el General Gutiérrez. – Avergüenzas a la nación. – le tira una bofetada a Dris. – Y esto es lo que merece un marica como tú. Un castigo de la misma magnitud. – dice el General. – Y seguro no dirás nada de esto a tu padre, o al menos es el más grande favor que puedes hacer por él, no avergonzarlo más. – el General camina a la puerta. – Disfruta tu noche. Barnes vámonos.

- ¡¿Quién te lo dijo, Barnes?! – grita Dris desgarrado, y comienza a llorar como nunca.

En cuanto Barnes y el General salen. Dris agacha la cabeza y aprieta los ojos, pero alguien entra al cuarto gris.

Un Verso de TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora