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Parado frente a la entrada no lo pensó dos veces. Tecleó la contraseña y la puerta se abrió.

Cerró esta a sus espaldas y revisó el lugar con rapidez para descartar cualquier aparición repentina.

Para su suerte todo estaba intacto. Exactamente como lo dejó la última vez que estuvo en allí, sólo que había polvo sobre la superficie y un par de telarañas en las esquineras.

Nicholas sonrió. Y entre contentos silbidos se dirigió a su habitación y sacó un par de prendas de su closet, para luego meterse a su baño. Deseoso de tomar una buena ducha. Odiaba el olor a hospital que se había impregnado en su piel tras esos 7 meses en los que estuvo internado.

Se quitó con desprecio las prendas de la cuáles desconocía a su dueño y las tiró directamente al cesto de basura.

Una vez dentro de la ducha abrió esta y jadeó sorprendido cuando el agua helada cayó sobre él. Entonces de forma rápida la giró hacia el otro lado y se relajó cuando el agua caliente finalmente hizo aparición.

Agh... Tantos meses fuera de casa, sometido a esos tratamientos... Habían hecho que olvidara en qué sentido se abría la llave del agua caliente.

Quién sabe qué más había olvidado... Pero por ahora no le prestaría atención a eso... Tenía una despensa que llenar y un teléfono que comprar.

Fue por ello que luego de su extenso baño se colocó sus prendas y después de secar su cabello; se dirigió a buscar en su garage aquella motocicleta que le había servido tantas veces para escapar cuando fue necesario.

Revisó el tanque y aún tenía una buena cantidad de gasolina.

Su dinero estaba intacto en aquellas maletas que escondía en el falso fondo de la cama. Así que, luego de agarrar una cantidad considerable se despidió momentáneamente de su hogar.

Pasó el casco por su cabeza y se subió a su bebé roja, y encendió el motor. Amando el sonido que hizo esta... Tantos momentos de adrenalina atravesaron su mente que le provocaron una sonrisa.

Apenas comenzó a conducir el aire fresco le golpeó y aumentó la velocidad para sentirse aún más extasiado.

Nicholas no conocía los sentimientos... Pero juraba extrañar esta sensación que le provocaba conducir tan rápido.

Estaba tranquilo. No parecía que tan sólo hace unas horas hubiese asesinado a alguien, amenazado de muerte a otro, y escapado de un hospital psiquiátrico.

Tampoco es que le importara... Había hecho cosas peores otras veces. Esto sólo era una mínima exposición de los niveles extremos a los que podía empujar su crueldad y nulo discernimiento del bien o el mal.

Aquel establecimiento ilegal frente al que aparcó lo conocía muy bien. Era una especie de mini-mercado negro disfrazado de tienda de conveniencia.

Dejó el casco sobre la moto, y se adentró en el lugar haciendo sonar la campanilla que colgaba del techo.

── Bienvenido a- ¡Wang Yixiang! ──

El menor rodó los ojos y se volteó a ver sin expresión al chico detrás del mostrador.

── ¿Dónde estuviste todo este tiempo? ──

Koga Yudai, 26 años, soltero. Todo un experto en sistemas de hackeo y un as importante en aquella facción dónde usualmente traficaban personas.

── Internado, ¿por? ──respondió sin interés, caminando hacia el mostrador de vidrio donde exhibían los aparatos tecnológicos.── Necesito un celular y un número nuevo ──

Doble Filo [Nicholas x Ej] Nichojoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora