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Se despertó escuchando un silbido un tanto espeluznante y el sonido ciertamente asqueroso proveniente de algún lugar de la gigantesca casa que poseía Wang.

Talló sus ojos y siguió el sonido, descubriendo el olor a lejía, aromatizante y algo más... Algo que intentaba enmascarar con los productos de limpieza.

Fue así como a hurtadillas se acercó a la pared del corredor y miró detrás de esta.

Nicholas silbaba una melodía de una canción famosa, que sin embargo tenía un toque tétrico; mientras trapeaba el suelo.

La mancha rojiza en él disipándose con el agua y la fregona...

Ej sintió sus vellos erizarse ante la imagen, y sin darse cuenta ya estaba frente al mayor.

Este levantó la cabeza y le miró con esos ojos oscuros y sin brillo.

── A-Aquí huele a-a... ──

── Es sólo pintura roja echada a perder. La derramé sin querer mientras buscaba algo ──explicó Nicholas, cortando cualquier pensamiento comprometedor.

Euijoo poco convencido asintió, jugando con sus dedos.

── Vuelve a la cama ──le pidió con una sonrisa fingida.── Estaré pronto contigo ──

── ¿L-Lo prometes? ──preguntó algo asustado, cuando más allá de Nicholas encontró un zapato, claramente unido a un pie, que sobresalía de la puerta de una de las habitaciones vacías.

── Lo prometo ──aseguró.── Vuelve a la cama, bebé. Aún es demasiado temprano ──eran las 5:00 AM.

Cuando un Euijoo tembloroso finalmente asintió y se desapareció de allí, Nicho dejó escapar un suspiro de cansancio.

Por supuesto que eso en el suelo no era pintura. Era la asquerosa sangre que pertenecía a un tipo que se coló en la casa y había sido enviado por su padre para joderlos.

Pero él no le iba a decir eso a Euijoo.

No quería que el menor se asustara demasiado. Después de todo, él podía protegerlo.










Se deshizo del cuerpo con la ayuda de Yudai, tras una llamada telefónica con palabras en código, y este estuvo al instante en su casa.

Un viaje a un acantilado a las 6:00 AM bajo la oscuridad y estuvo de vuelta en casa justo a tiempo para tomar una ducha y tumbarse en la cama, junto al que dormía con el cachetito abultado contra la almohada.

Lo envolvió con sus brazos desnudos -ya que se había subido a la cama, sólo usando un pantalón de chandal- y lo atrajo hacia su pecho.

No se perdió el detalle de la gran respiración que tomó el castañito. Con la convivencia había descubierto que Euijoo tenía algo así como una fascinación con su olor corporal, y no perdía el tiempo de olfatearlo cada que tenía la oportunidad en un abrazo.

Nicholas siempre olía jodidamente bien. A limpio, y un sutil toque de esos ricos perfumes caros que te trauman de por vida.

Sí. Así lo catálogo Euijoo. Según él, era traumático porque luego quería el olor de ese perfume encima suyo las 24 horas. Y siempre que olía algo similar en la calle, terminaba recordando a Nicholas.

El taiwanes sonrió y le acarició la cabellera. Llevando unos tiernos ricitos tras la oreja del que sonreía aún dormido.

A pesar de todo lo que representaba estar con Nicholas, Byun era feliz. Dicho por él mismo.

Los bracitos ajenos acariciaron toda la piel desnuda. Desde los brazos hasta ese torso marcado, y una sonrisa más amplia hizo que una risita juguetona se escapara de los labios de la bella durmiente.

── Oye ──Yixiang susurró divertido.── Me estás manoseando ──

Juju volvió a reírse y se apegó más a él, esta vez, abriendo los ojitos para mirar la clavícula frente a su rostro.

── Es que hay mucho para tocar, y hueles bien. Es inevitable ──se excusó en voz baja, acariciando los bíceps ajenos con una de sus manos.

── Yo también tengo mucho para tocar y siempre hueles tan dulce, bebé. Aún así no te toco de esa forma, descarado ──

Le apretó una de las mejillas y el menor se echó a reír, tomando la mano del pelinegro para entrelazar sus dedos y levantar la cabeza para mirarlo.

Nicholas sonrió ladino, con esos ojos filosos puestos en él.

── ¿De verdad era pintura? Lo de antes ──

── ¿Qué? ──la pregunta lo tomó con la guardia baja, Ej era el único capaz de hacerle titubear.── Sí, por supuesto ──admitió serio.

De repente el ambiente se tensó. Y a Nicho eso no le estaba gustando. No quería terminar diciéndole la verdad.

── No te creo ──murmuró enojadito, con el ceño fruncido y un puchero.

── Escucha, amor... Hay cosas que no necesitas saber. Por tu bien ──

── Ya. Pero me jode que mates a alguien en la casa en la que aparentemente estoy viviendo contigo ──le reclamó.

Uhh... Esta vez llegó bastante lejos.

── No te preocupes por ese detalle. Eventualmente nos estamos mudando, este lugar ya no es seguro para ti ──

── ¿Qué quieres decir? ──

── Ese cabrón que te engendró... ─murmuró con rabia.── Envió a alguien. No sé cuánto sabe de nosotros, pero es peligroso quedarnos aquí. K está haciendo algunos trámites para mudarnos hoy a una zona bien lejos de esta ──

El menor cerró sus ojos, como si la información le hubiese dolido.

── Oye... ──

── Es mi culpa ──asumió.── Debí dejarte en paz. Sabía que mi papá se iba a volver una patada en el culo, pero aún así decidí venir contigo ──

── Cállate ──ordenó.── No es tu culpa. Tú me amas, me necesitas y has venido a donde te sientes bien, y eso no está mal. Él es quien tiene que guardar su mierda para sí mismo y dejarte en paz. Quizás no seas mayor de edad todavía, pero tampoco es que haga muchas cosas por ti. Sólo paga con dinero sucio que también le duele soltar. Puto tacaño. Lo odio ──

Euijoo también lo hacía.

── Como él o alguien de su gente te toque un pelo juro que le haré sufrir la muerte más vergonzosa y dolorosa en público, no me interesa que luego me den pena de muerte. Al menos sabré que estarás bien, y Yudai aseguró que te cuidará en mi lugar. Pero definitivamente él no va a tocarte ──

── Cállate tú, estúpido ──regañó Euijoo antes de abrazarlo.── Yo te extraño incluso cuando estamos en el mismo espacio pero estás a unos metros. No sé qué podría pasarme si dejo de tenerte ──se le aferró como un koala.── Puedes hacerle toda la mierda que quieras, pero a mí no vas a dejarme solo, aunque Yudai sea un tipo genial. Yo te necesito ──bajó aún más la voz.── Entiende que ya no puedo vivir sin ti ──confesó.

El deseó quemó en los ojos diablo al que estaba aferrado.




















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Doble Filo [Nicholas x Ej] Nichojoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora