0;15

290 46 60
                                    

── Le escribí una carta a mi papá ──murmuró un Euijoo despechado, observando cómo las manecillas del reloj -en la pared de su habitación- se movían con el pasar del tiempo.

Dios mío. Era su cumpleaños y ni siquiera tenía ánimos de salir de su cama. Su madre en la madrugada había traído un regalo para él, y lo llenó de cariño, pero él seguía sintiendo... Nada.

Quizás por eso perdió tiempo escribiendo algo que probablemente su progenitor no leería.

Y ahora le contaba esto a un agitado Nicholas del otro lado de la línea. Ej podía sentir los gritos y el ajetreo del otro lado. Incluso el crujir de los huesos de la persona que estaba recibiendo una tortuosa paliza por parte de su novio.

Realmente no era fan del sonido viscoso de la sangre, la voz quebrada o agonizante y el desgarramiento de arterias. Pero quería hablar con el mayor, y este le recogió la llamada apenas se escuchó el primer tono.

── ¿Qué le has escrito? ──preguntó, pateando en la garganta de otro tipo, mientras tenía a otro agarrado de un puñado de su camisa ensangrentada, y lo estrellaba nuevamente contra la encimeras de mármol en aquella casa lujosa.

── Sólo... Cómo me sentía... Quizás te la muestre cuando te vea de nuevo ──suspiró y luego de sentir como el mayor se sacudía el "polvo" de las manos con pequeñas palmadas preguntó:── ¿Nos veremos hoy? ──

── Por supuesto ──ni siquiera lo pensó.── Sólo debo terminar un trabajo, y en cuanto acabe iré a buscarte ──

── ¿Qué? ──

── No voy dejar pasar por alto una fecha como hoy. No soy fan de las celebraciones, pero quiero que estés conmigo ──

La sonrisa en el rostro de Juju se extendió con una lentitud adorable.

── Está bien. Supongo que nos estamos viendo ──murmuró de forma coqueta.

── Lo haremos, bebé ──sin más la llamada terminó y el menor suspiró antes de rodar en su colchón y tomar en sus manos la hoja donde le había escrito a su padre.

Era esta la cuarta vez que la leía desde que la había redactado, y por menos que eso, las palabras seguían siendo tan hirientes como una daga. Pero hirientes para sí mismo, que era el autor. Tenía muy esclarecido que esto no iba a mover ni una fibra de aquel hombre cruel que lo había engendrado.

Sus ojos se trabaron en la primera línea y de allí avanzó con la intención de llegar a final. Ciertamente era una carta algo liberadora de conciencia, pero aún así, sentimental.








── Mierda, ¿Por qué hay tantos? ──preguntó Yudai, repartiendo patadas, muy cerca de un Nicholas feroz que clavaba una daga múltiples veces en el cuello de los que se abalanzaban contra él.

── Nadie dijo que esto iba a ser fácil ¿Qué ibas a esperar de una pandilla de mafiosos? ──preguntó lanzando lejos el cadáver ensangrentado.── Obviamente una fiesta con globos y payasos no iba a ser ──

── Ja ja, muy gracioso ──murmuró el japonés esquivando a un tipo, para darle la tarea a Nicho de deshacerse de él.── Sabes que no tengo la misma facilidad que tú para matar personas ──

── Entonces ve tú por esa mierda que quiere Mingyu, y yo te cubro las espaldas ──murmuró, pateando la mandíbula de otro tipo, hasta destrozarla.

Koga asintió y salió corriendo esquivando a todos los hombres, a los que Nicholas se estaba encargando de eliminar.









Euijoo salió de casa con la excusa de que iría a divertirse porque era su cumpleaños. Fue así como tomó un taxi que lo dejó tan sólo a una calle de la posición real de la gran casa de Nicholas.

Doble Filo [Nicholas x Ej] Nichojoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora