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JiMin tenía mucho en que pensar después de su primera cita fatídica con JungKook.

Primero que nada: su corazón todavía se acelera por él.

Hay algo que no puede negar y es el hecho de que sus pies tiemblan cuando viste formal y sonríe como si fuese el rey del mundo. Le encanta esa faceta suya y en lo que se convirtió, pero su actitud, su manera de decir que es rico y que puede hacerlo todo, eso es lo que le fastidia.

Es demasiado materialista aún. Piensa que con dinero las cosas van a solucionarse. Debería ser capaz de ver más allá de las necesidades de JiMin. Éste piensa que todo será un desastre y que la única solución sigue siendo el divorcio definitivo.

Han pasado dos días desde aquella noche en el restaurante de EunWoo y justo hoy tendrán otra cita. Realmente no quiere ir. No quiere decepcionarse más de lo que ya está. Quiere conservar sólo lo bueno para poder avanzar e intentar ser feliz. Pero hay otra parte de él que se muere por salir con él, así como cuando eran jóvenes y se escapaban de la universidad. Tiene ganas de revivir un poco de aquello y sentirse un poco más vivo. Pero es tan pesimista que piensa que eso no volverá jamás. Y que sus días están destinados a volver a Londres para continuar pintando sin preocupaciones.

Tanto pensar en eso lo llevó demorarse en alistarse para su segunda cita con JungKook. Tomó una ducha rápida, se puso un pantalón negro con una camisa rosa pastel y aunque era algo muy simple, se esmeró en verse lo mejor posible. Pero no para impresionar a JungKook. No, para nada. Sólo es porque le gusta vestirse bien.

Mientras tanto, el azabache lo espera en donde lo citó porque no le quiso dar la dirección de su departamento. Había pasado alrededor de media hora desde la hora establecida y no aparecía por ningún lado. Comenzaba a creer que quizá no vendría porque realmente no quería verlo, pero eso no significaba que se quedará de brazos cruzados. Seguirá intentando sin importar cuánto tiempo tenga que estar detrás de él rogándole por su atención.

Miró su reloj y se dio cuenta de que había pasado una hora exactamente. Pensó que ya no tenía ningún caso continuar esperando por él, al menos sólo por hoy. Era inútil intentar contactarlo para saber si estaba bien, porque tampoco quiso darle su número telefónico. Lo mejor sería enviar a NamJoon para investigar sobre él. Así que se dio la vuelta para volver a su automóvil cuando inesperadamente una mano lo detuvo de su muñeca y lo hizo girar de nuevo.

— ¿Te cansaste de esperar, Jeon?

La dulce y burlona voz de JiMin inundó sus oídos al instante y le hizo sentir muchas mariposas en su estómago. Aunque no le agradaba para nada que le llamara por su apellido, era suficiente con saber que estaba aquí y que no se arrepintió de su cita.

—Pasó una hora... yo pensé que tal vez...

— ¿Qué no vendría? —soltó una pequeña risa— Sólo me ocupé haciendo unas cosas— respondió desinteresado.

—No sabías que ponerte, ¿cierto?

Fueron tantos años que compartieron juntos que ahora era imposible que JungKook no lo conociera a la perfección. Sabía que su único lado materialista era tener ropa... mucha ropa para vestirse y verse bien siempre. Esa era la razón por la que siempre llegaba tarde a sus citas; por problemas de vestimenta.

Pero aunque JiMin sabía que esa fue la razón y otras cosas, no fue capaz de aceptarlo en voz alta. Sólo rodó los ojos y se dio la vuelta para ocultar su sonrojo. No aceptaba que todavía tenía ese tipo de reacciones a causa de cualquier comentario que JungKook le hiciera y se detestaba por eso.

Afterglow (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora